27 de febrero de 2007

Un [psicoanalista] en el cine de Gustavo Chiozza




Psiquiatra o psicólogo que practica el [psicoanálisis]. Doctrina que sirve de base a este tratamiento, en la que se concede importancia decisiva a la permanencia en lo subconsciente de los impulsos instintivos reprimidos por la conciencia, y en los cuales se ha pretendido ver una explicación de los sueños.

El libro
Un psicoanalista en el cine no es un libro sobre psicoanálisis aunque tampoco sea, en el sentido más estricto del término, un libro sobre cine. En él se conjuga la experiencia clínica como método de exploración y la cinefilia bien entendida para, a partir de ambas, abrir un nuevo horizonte de sentidos. Gustavo Chiozza, el autor, se desliza lenta, subrepticiamente en la oscuridad de la sala de proyección, en la intimidad de nuestra casa, para susurrarnos historias veladas, ocultas, muchas veces contrabandeadas en las múltiples capas de una comedia romántica o un thriller de suspenso. Historias que ya estaban allí, ocultas en la mente del director, agazapadas en la densidad del celuloide, y que este libro tiene el mérito –y la generosidad—de compartir con nosotros.

Gracias a una prosa fluida y transparente, los ensayos aquí reunidos logran ese equilibrio extraño e infrecuente entre riqueza y claridad, potenciándose unos a otros, intercambio de ideas y objetos para mostrar un nuevo camino y descubrir un placer secreto e impensado. El autor es nuestro guía hacia esa nueva dimensión donde el cine y la vida son la misma cosa. Su especialidad es descubrir mundos intermedios entre aquél que se esperaba encontrar y el que finalmente se encontró. Y vale la pena acompañarlo a través de TOY STORY, ¿A QUIÉN AMA GILBERT GRAPE o la mismísima SMOKE.

El autor

Nació en Buenos Aires en 1962. Es médico psicoanalista. En Argentina, desempeña tareas científicas, asistenciales y docentes. En Italia, es Docente de la Scuola di Specializzazione in Psicoterapia Psicoanalitica. Es también, miembro fundador y titular de la International Neuro-Psychoanalisis Society.

Ha escrito y publicado numerosos artículos de psicoanálisis en Argentina y en Italia por los cuales ha recibido el Premio Adriana Terni en 1998, en 2001 y 2004, y el segundo lugar en el Premio Ángel Garma 1996.

Un psicoanalista en el cine, de Gustavo Chiozza, Ed. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2006

Web Oficial del libro

24 de febrero de 2007

La [sombra] de Guerín



Proyección oscura que un objeto lanza en el espacio en dirección opuesta a aquella por donde viene la luz. Persona que sigue a otra por todas partes.

La sombra de Guerín es alargada. José Luis dirigía hace unos años una de esas películas que marcaría el devenir del nuevo cine español: EN CONSTRUCCIÓN. Hace cinco años el documental (re)nació. En 2004, el indómito Michael Moore ganaba la Palma de Oro del festival de Cannes con su película FAHRENGEIT 9/11. Otro documental. Nada que ver con el de Guerín, con BALSEROS(a punto de triunfar en los Oscar de 2005) y EL CIELO GIRA de Mercedes Álvarez (ganadora en 2005 del Bafici, el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires). Por cierto, Mercedes, alumna aventajada de José Luis Guerín (fue una de las montadoras de EN CONSTRUCCIÓN).

En esta misma tradición, el documental LA CASA DE MI ABUELA, dirigida por el alicantino Adán Aliaga, obtuvo hace dos años el premio del jurado Joris Ivens en el Festival Internacional de Documental de Ámsterdam. En abril de 2006 se estrenaba en España.

LA CASA DE MI ABUELA es el retrato de la convivencia entre abuela y nieta en una vieja casa, en San Vicente de Raspeig (Alicante). Una empresa ha comprado el terreno, previsto para construir un edificio de vivienda. Relato de hechos, las personas frente a éstos...y todo ello con un objetivo: la reflexión. Se habla del trasfondo de las cosas, del paso del tiempo, la memoria, las personas como percepciones frente a la realidad...frente a la vida misma.

Como apuntaba hace unas líneas atrás, nada que ver con los personalismos desmedidos del amigo (showman) Moore, del folletín ideológico que da respuestas (o lo intenta). Es otro tipo de cine documental alejado del desenfreno y la sobre-información. El cine inagurado por Guerín se detiene, contempla la realidad, y le da al espectador/a la opción de descubrir (reflexionar)...entorno a esa realidad (siempre compleja) y sus múltiples vértices.

Existe, desde hace un tiempo, la necesidad por parte del público de acercarse a la realidad. La televisión propone todo tipo de programas de tele-realidad (Big Brother). Y el cine, relata los hechos a través del género documental, con el propósito de generar preguntas a través de la reflexión. El cine documental, por definición, es interactivo con la audiencia. No hay verdades absolutas; la realidad es mucho más compleja que la historia de ficción con el héroe de turno, y la diversión entendida como la acumulación de efectos especiales en una misma secuencia. En ocasiones, nos hemos encontrado películas convencionales en las que el director ha hecho uso del estilo documental para “acercarnos a la realidad”. Unos ejemplos: el maestro Spielberg en LA LISTA DE SCHINDLER (sin olvidar la primera media hora de SALVAR AL SOLDADO RYAN) y un genuino Oliver Stone en ASESINOS NATOS (también en JFK); o cámara en mano, reformulando el terror, EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez.

LA CASA DE MI ABUELA participó en la última edición del Bafici. No ganó ningún premio. Sí lo hizo otro documental. Esta vez, mejicano: EN EL HOYO de Juan Carlos Rulfo. Y paradojas del destino (o no), esta película se interna en la construcción de una autopista en Distrito Federal. La sombra de Guerín es alargada...

...Diez años antes del documental de Guerín, LA SOMBRA DEL MEMBRILLO de Erice, director de directores, sentó las bases del nuevo cine documental español. Casi nada.

LA CASA DE MI ABUELA de Adán Aliaga, ESP, 2005

19 de febrero de 2007

A propósito de Salvador (Puich Antic): el cine [terapia]

La terapia de cine alienta y anima a los individuos a hablar sobre lo que las películas les dicen, en cuanto al argumento, música, o incluso la mirada de un personaje lanza a otro.


Hace un tiempo tuve ocasión de charlar telefónicamente, en un programa de radio, con Manuel Huerga, director de SALVADOR (PUIG ANTIC). Una de las primeras cosas que le dije fue que consideraba su última película como “necesaria”. Huerga no lo creía así, sino que la calificó como “película terapia”. Un calificativo en boca de uno los máximos artífices de SALVADOR, sin olvidarnos de la labor importantísima (como productor y precursor del proyecto) de Jaume Roures (Mediapro).

Me propuse, a partir del comentario del director, definir cine-terapia: ¿un tratamiento de película? ¿una nueva forma de tratar la depresión? Podríamos hablar de la película como terapia audiovisual. Una terapia que no cura, pero que puede ayudar a la hora de encarar dramas reales. En este caso, la película es el vehículo por el cual nos llega el mensaje que nos ayuda a seguir adelante. La película como medicina a nuestros males.

En el caso de SALVADOR no es que salgamos mejor cuando salimos del cine. De hecho, la sensación es totalmente inversa. De ahí, la primera definición que le propuse a Huerga: se trata de una película “necesaria”. Esa que nos permite conocer (sobretodo si nos referimos a las nuevas generaciones) unos hechos horribles. Lo terapéutico del visionado del film pasa, posiblemente, por “aquello que no puede volver a repetirse”. En definitiva, conocer para crecer, para poder avanzar. Este tipo de películas nos permiten angustiarnos, sufrir, llorar...y, al mismo tiempo, debatir, revivir lo que paso. Nos produce impotencia pero también nos da la posibilidad de descargarla. Y se refleja en nosotros, como espectadores, la injusticia (esa denominada “depresión social”) frente a heridas que es difícil que se cierren alguna vez.

En los créditos finales de la película de Huerga, aparecen toda una serie de imágenes reales de las últimas masacres que han acontecido en nuestro mundo: desde el 11-S al 11-M. Nos habla de ese nuevo fascismo, del miedo, de las víctimas inocentes...todo aquello que no hemos superado. El mensaje es nuestro fracaso.

Así que, a falta de justicia una “película terapia”. Por casi todos es conocido el caso de Salvador Puig Antic. El 2 de marzo de 1974, este joven militante del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante “garrote vil”. La película cuenta su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución.

El paradigma internacional de cine-terapia se encuentra, sin lugar a dudas, en Argentina. En el cine argentino de los últimos veinte años encontramos piezas clave. Voy a nombrar cuatro títulos imprescindibles: LA HISTORIA OFICIAL (Luis Puenzo, 1985), LA NOCHE DE LOS LAPICES (Héctor Olivera, 1986), GARAGE OLIMPO (Marco Bechis, 1999) y CRÓNICA DE UNA FUGA (Adrián Caetano, 2006).

Con este tipo de cine se saldan cuentas pendientes con verdugos, asesinos y salvajes. Hacer expresa tal denuncia pasa por centrarse, sin titubeos, en la víctima, por encima de todo, persona. Se describe, de forma minuciosa, las situaciones vejatorias e inhumanas que sufrieron, con mayor o menor suerte en su desenlace. Una memoria rescatada como mejor antídoto contra el olvido. Y de la forma más directa, describiendo hechos y no juicios, al menos explícitos. Vuelvo a insistir en la idea del cine como medicina a nuestras miserias.

¿Dónde radica la diferencia entre el último cine argentino y el nuestro? Simplemente en una: el tiempo transcurrido. Tres décadas después del final de la dictadura franquista aparece la primera, y genuinamente, película terapia. En Argentina, dos años después de la caída de la dictadura militar (en 1983) con la película de Puenzo, interpretada por Norma Aleandro y Héctor Alterio.

Con SALVADOR se saldan cuentas pendientes en el cine español. No bastaba con metáforas y ejercicios de autor. Más vale tarde que nunca. Una película necesaria. Catarsis.

SALVADOR (PUICH ANTIC) de Manuel Huerga, ESP, 2006

16 de febrero de 2007

Mondo[vino] de Jonathan Nossiter, ARG/FRA/ITA/USA, 2004




Bebida alcohólica que se obtiene por fermentación del jugo de la uva. Vino blanco: vino de color dorado o amarillento que se obtiene de la uva blanca. Con ahumados, sopas, mariscos y pescados se aconseja vino blanco. Vino tinto: vino de color rojo oscuro que se obtiene del mosto de uva negra fermentado con las pepitas y los hollejos de la uva.

Eso de democratizar está de moda. Bush democratiza el mundo invadiendo paises. Las cámaras digitales han democratizado el acceso a rodar uno sus propias inquietudes. Todo el mundo puede degustar un buen vino en su mesa, a un buen precio. También se ha democratizado lo del vino...mejor dicho, lo del buen vino.

De todo ésto hay un poco en la película de Nossiter. El director se hace con una cámara digital y rueda un documental, de más de 2 horas, dirigido a descubrirnos que hay detrás de una botella de mosto fermentado. Y lo hace con un tono cotidiano. El soporte tecnológico ayuda a ello, y el público lo agradece. Como si de un ingenuo viaje de un recién licenciado se tratara, se entabla una cálida conversación con todos los actores que intervienen desde la viña a la copa.

El capitalismo feroz de la marca Mondavi, la resistencia y visión nostálgica de la cultura del vino, la familia, el soummelier, la prensa especializada y el "amigo" Rolland, el gran rey de mondovino. Rolland descubrió la fórmula, esa que democratiza...que globaliza y que despeja cualquier posibilidad de diversificación en el aroma del vino. Rolland creó el vino de marca.

Rolland amigo de Mondavi, la marca norteaemericana de vinos, que "invade" países (como Francia, Italia y Argentina), para democratizar la bebida alcohólica. Todo el mundo tiene acceso a un buen vino, claro, si es a través de los designios estratégicos de la familia Mondavi.

En esa dicotomía entre viñas y laboratorios, Nossiter transita en todo lo que sucede alrededor, en movimientos de cámara al hombro, en los gestos, en el cielo, en los perros de cada una de las familias que aparecen en pantalla. Es algo que no sucede en otras películas, tanto protagonistas como director han bebido un par de copas de vino, y nos deleitan con un documental exquisito, repletos de aromas, y algo de micro-oxigenación, de parte del Rolland.

15 de febrero de 2007

La mirada de la [inocencia]

“El niño tiembla ante lo desconocido, de espanto cuando imagina terrores inconcretos pero también de gozo porque todo es aún prodigioso y nuevo. Por eso entra en el mundo como en un cuarto oscuro, suponiéndolo enorme y pavoroso. Después, poco a poco, se van encendiendo las luces hasta que puede ver que la habitación es razonablemente pequeña, vulgar y bastante sucia. A esa revelación tendrá que resignarse a llamarla madurez...”

[Prólogo Fernando Savater, EL DÍA DEL NIÑO, Varios Autores, Ed. Valdemar, 2003]

Tras el visionado de la película ‘Las tortugas también vuelan’ (Bahman Ghobadi, Coproducción entre Irán, Irak y Francia, 2004), que hace un tiempo vimos en España, he querido transitar por la inocencia en el cine. La película, Concha de Oro en el Festival de San Sebastián en 2004, además de numerosos premios internacionales, se exhibió, fuera de concurso, en la apertura del Festival de Mar del Plata en 2005.

En ‘Las tortugas también vuelan’ se habla de la guerra de Irak, pero desde otro punto de vista. Una perspectiva bien conocida en la narrativa cinematográfica: la mirada del niño. En este caso, niños en un campo de refugiados kurdos sobreviven encontrado minas para después revenderlas. Se aborda la cruda realidad de un conflicto desde un punto de vista humano...para ello, qué mejor, que la mirada de la inocencia.

Y eso también ha pasado en el reciente cine hispano-americano. Desde ‘La lengua de las mariposas’ (José Luis Cuerda, España, 1999) a ‘Machuca’ (Andrés Wood, Chile, 2004). Con ‘Kamchatka’ (Marcelo Piñeyro, Argentina, 2002) y ‘La vendedora de rosas’ (Víctor Gaviria, Colombia, 1998). En todas ellas las/os niñas/os son protagonistas, que viven en momentos convulsos: guerra civil española (‘La lengua...’), golpe militar en Chile (‘Machuca’) y dictadura militar en Argentina (‘Kamchatka’). En las tres películas que he escogido como referencia, la mirada a esos conflictos se hace desde la ingenuidad y la inocencia. Nos alejamos, así lo considera el director/autor, de los acontecimientos más dolorosos y “jugamos” a descubrir, a aprender de los “mayores” (la figura del profesor tanto en el film de José Luis Cuerda como en ‘Machuca’)...como lo hacen los pequeños protagonistas.

El proceso de madurez se presenta de forma abrupta, tal como irrumpieron los hechos históricos que marcaron las vidas de las personas. El final de la infancia es el momento de la separación (de los padres en ‘Kamchatka’, del profesor/maestro en ‘La lengua...’ y ‘Machuca’, de los amigos en el film chileno). El final de la infancia es el momento en que aparecen bandos, en el que se marcan diferencias, como en la vida “real”. Las/os niñas/os chocan con la realidad, esa realidad de la cuál no habían sido conscientes plenamente. Porque eran niñas y niños. Pequeños que vivieron esos días y que sufrieron ese momento de convertirse en adultos, de una forma poco deseable, traumática.

El director/autor nos traslada a (su) la infancia para rescatar la memoria de esos tiempos que quedaron en el olvido. ¿Y si el niño es esa sociedad ingenua que no sabe enfrentarse a sus miedos?

Más difícil encontrar referentes de este tipo en el cine de Hollywood (como ejemplo, Oliver Twist de David Lean o El impero del sol de Spielberg) . Olvidémonos de los infantes atormentados de Tim Burton, Peter Pan, Roald Dahl, Alicias y fábricas de chocolate...de ‘El mago de Oz’ (Víctor Fleming,USA,1939) a ‘Las crónicas de Narnia’ (Andrew Adamson,USA, 2005) los niños protagonistas escapan de la (cruda) realidad a un mundo imaginario, en el que se traducen, de una forma más esquemática/clarificadora toda una sociedad en decadencia. Se hace a través del cuento, la aventura, personajes fantásticos, hadas y brujas. En este caso, hay que salir de la realidad. La evasión, por encima de todo, como salvación...de unos niños que simbolizan el futuro de cualquier sociedad.

Ana también escapa de esa realidad. Y lo hace a través del cine y conociendo a ese “tierno” personaje llamado Frankenstein. Es ‘El espíritu de la colmena’ (1973) de Víctor Erice. El cine otra vez.

[ ] Estado del alma fuera de culpa. Candor, sencillez.

12 de febrero de 2007

[Volver] de Pedro Almodóvar, ESP, 2006


Dar la vuelta a una cosa, girarla, de manera que quede a la vista lo que antes estaba oculto. Ir al lugar de donde se ha salido. Cambiar de dirección o dejar el camino recto. Tomar de nuevo el hilo de una historia, tema o aundefinedsunto. Ocurrir de nuevo un suceso.

'Volver' es la película más española de Almodóvar. Paisajes, gentes, gestos, sabores, aromas... deambulan en las casi dos horas de metraje, en una postal genuinamente española. Porque el director manchego, hasta la fecha, había proyectado en su cine una visión universal. Desde 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' a 'Habla con ella' las historias que nos cuenta pueden suceder en cualquier parte, no importa ni país ni lengua. Ahora bien, en el cine almodovariano nada es casual.

Almodóvar impregna a sus imágenes de iconos que se refieren a lo español. Algunos ejemplos variopintos: el color rojo (pasión), el gazpacho o el jamón (gastronomía), el flamenco (Joaquín Cortés), los toros (Matador), 'Resistiré' (folclore popular), etc. El director se hace servir de estos elementos en cada una de sus obras para emfatizar un estilo, una forma de hacer cine conocida en el mundo entero.

'Volver' es una historia genuinamente española. Aparecen los iconos (de lo español) pero, esta vez muchos de ellos tienen un peso fundamental en el desarrollo, cosa que no pasaba en ninguna de las películas anteriores.

El epicentro es la cultura de la muerte. Expresión máxima de la sociedad española, vinculada a lo rural y a las tradiciones religiosas. El respeto a la persona después de muerta (más que en vida) ha sido, aunque la tendencia a lo cosmopolita lo disminuye, y sigue siendo eje en relaciones sociales. Esa es la España que nos muestra Almodóvar. Es el país en el que nació, y "vuelve" a esas imágenes de la infancia para retratarlo en su nueva obra. Almodóvar "vuelve" a su madre.

La película anterior, 'La mala educación', era un viaje interior, de difícil desarrollo en lo fílmico. En 'Volver' el viaje es paisajístico-cultural. De la ciudad al pueblo. De la modernidad a la tradición. Ese viaje lo hacen mujeres...La hija viaja a la madre. La madre viaja de la muerte a la vida...al final, las dos se encuentran.
Mientras tanto, el/la espectador/a se deleita con la actuación de cinco actrices, cinco mujeres viviendo, durante aproximadamente dos horas, en el universo Almodóvar.