18 de noviembre de 2009

LAS COSAS DEL [QUERER]

(500) DAYS OF SUMMER de Marc Webb, EEUU, 2009
[(500) DIAS CON ELLA / (500) DIAS JUNTOS]


El último cine pseudo-independiente norteamericano tiene la encomiable sutileza de endulzar historias complejas. Lo hace con una serie de ingredientes muy característicos: desde la elección de protagonistas (actrices y actores que iluminan la pantalla), la música se convierte en un personaje más, ritmo de diálogos vertiginoso. Este cine que asume su comercialidad como síntoma de supervivencia, declara su paternidad en ALTA FIDELIDAD y su edad de oro en MISS SUNSHINE, JUNO y esta última propuesta.

Todas ellas se detienen en analizar nuestra forma de vincularnos. La familia disfuncional, la joven embarazada y la búsqueda del amor son los pretextos para abordar un tema intrínseco en nuestros días: cómo nos relacionamos con las/los que nos rodean. Tom (Joseph Gordon-Leavitt), el protagonista, ejemplifica la desazón de no entender su soledad y de nuestra incapacidad de expresar nuestros sentimientos. Y es que Tom se enamora de Summer (Zoey Deschanel). Ella no.

Además de la fluidez narrativa, potenciada por la discontinuidad temporal y la química entre los dos protagonistas, la película de Marc Webb, desde el primer fotograma, nos propone su tesis. Ésta se desarrolla en un único punto de vista, el de Tom. Y es que en las cosas del querer, el amor lo ciega todo y sólo vemos una parte del asunto. Tom se preocupa sólo de sus sentimientos, y el desarrollo del metraje nos hace partícipes de los estados de ánimo (felicidad, odio, frustración, dolor, etc.) por los que pasa en los diferentes fragmentos (instantes) de su relación con Summer. Su egoísmo hace que intentar entender al otro, en este caso, Summer. Hasta ese momento, ni un solo “te quiero”, ni una sola escena de sexo al uso, ni un solo indicio de sentimentalismo barato (tan presente en las comedias románticas)…sólo, al final, en el que ella le muestra su amor a él. Por fin, conocemos que sintió Summer durante esos quinientos días.

El último cine pseudo-independiente norteamericano le pone una sonrisa al desamor y, como si de una sesión de terapia se tratara, nos sentimos mejor al saber que hay mil y una cosas más trágicas por las que ponerse a llorar.

[Amar, tener cariño, voluntad o inclinación a alguien o algo]

15 de noviembre de 2009

ESTUDIO CRITICO SOBRE LOS [RUBIOS] de Gustavo Noriega

[Dicho especialmente del cabello: De color parecido al del oro. Se dice también de la persona que lo tiene]


LOS RUBIOS es una película dirigida por Albertina Carri, hija de Roberto Carri y Ana María Caruso, sociólogos y militantes del peronismo revolucionario desaparecidos por la Dictadura en marzo de 1977, cuando ella apenas tenía tres años de edad. LOS RUBIOS aparenta ser un documental clásico, donde una hija intenta reconstruir la figura perdida de sus padres y celebrar su memoria. Sin embargo, la película es mucho más compleja. Hay en ella multitud de procedimientos formales que tienden a dinamitar convenciones, a no dar nada por sentado, a poner en duda contenidos y estilos. Quien espere una voz en off que relate un evento ordenado en el tiempo o una sucesión de entrevistas que enhebre una narración cronológica de los hechos se encontrará con una película desconcertante. No parece haber aquí una celebración de la memoria de los padres sino, justamente, un doloroso cuestionamiento de la naturaleza de los recuerdos.

Las estrategias de LOS RUBIOS utiliza para subvertir las expectativas de una persona que se enfrenta a una película relacionada con un hecho político violento del cual se espera información y juicios categóricos son la duplicación constante, el juego de espejos entre realidad y ficción, el registro crudo junto a la puesta en escena ficcional, y el recuerdo singular descompuesto en las múltiples formas posibles de representarlo. Más que recuperar las figuras de los padres, LOS RUBIOS pone en escena la imposibilidad del cine de reconstruir lo irreparable.

[Gustavo Noriega]


ESTUDIO CRITICO SOBRE LOS RUBIOS. Gustavo Noriega. Ed. Picnic. Buenos Aires, 2009.