17 de noviembre de 2011

MEDIANERAS

MEDIANERAS de Gustavo Taretto, ARG-ALE-ESP, 2011



Me verás volar
por la ciudad de la furia
donde nadie sabe de mí
y yo soy parte de todos.


[En la ciudad de la furia_Soda Stereo]


La opera prima de Gustavo Taretto sobrevuela la ciudad de Buenos Aires. La metrópolis argentina es la protagonista. El director tenía la receta. Un corto, casi mediometraje, multipremiado que planteaba cómo la vida urbana atentaba contra la comunicación. Un ingrediente, muy perceptible en el último cine argentino de jóvenes talentos, que trata de darle a la película una visión sociológica urbana con tono de comedia sana, potenciada con transfondo romántico, para que la cosa tenga algo de comercial y no caiga batiburrillo pseudo-documental. Así, el director llega a la conclusión de que la ciudad la habitan personas solas que deambulan buscando algo que no saben. Y, de ese modo, tenemos una película pequeña que se paseó por diferentes festivales, incluido el Premio del Público en Berlín en la edición de este año. Para que lo entendamos, vean uno de esos laberínticos dibujos de dónde está Wally y ya está. Lo que pasa que esa ciudad se llama Buenos Aires y tiene, alguna que otra, especificidad arquitectónica muy conveniente, todo sea dicho de paso, para el relato. Y es que Buenos Aires da para una y mil historias.

MEDIANERAS tiene todo lo bueno y lo malo de una opera prima de estas características. Toda la pasión del mundo por ser la primera película y cierto regodeo, por no decir alargamiento innecesario, en el metraje final. Primero, la pasión del cineasta principiante. El director pone toda la carne en el asador. En ese sentido, es honesto con el espectador. Utiliza los recursos que tiene y los pone a disposición de su historia, que conoce e intenta perfeccionar. Segundo, hagamos todo lo posible para llegar a los 90 minutos. Esas reglas que están por fuera del cortometraje, como una estimada duración comercial, hace que se tomen licencias previsibles que calcen en una película como ésta. Suele pasar que el paso del director de corto exitoso al largo sea todo un ejercicio traumático. Aquí sumamos que la película cuenta la misma historia que el corto. La cuestión es puramente narrativa. Ahí radica el problema: alargo el corto.

La película de Taretto cumple el cometido. Entretiene mientras, por debajo, tiene como dispositivo una simpática crítica social a la vida urbana. El prólogo inicial tiene una impronta literaria con condimentos de género documental. Como si de un cirujano se tratara, disecciona la ciudad y las personas que la habitan. A través de sus edificios se describe a la sociedad que habita esa ciudad. Quilombo, caos en una jungla de furia, impactante la escena del suicido del perro, en la que las personas se enfrentan a soledades, desengaños e infelicidades. Quizás la ciudad sea el mejor lugar para combatirlas.


12 de noviembre de 2011

SOLIDARIDAD CON PANAHI


Solidaridad y reclamo por la condena al director iraní Jafar Panahi en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

Hoy a las 11:30h en el Muelle del Festival ubicado en la Rambla de la Plazoleta Almirante Brown se realizó un pedido de solidaridad y reclamo por la condena del director iraní Jafar Panahi de quién se está presentando en el Festival This is Not a Film.

Estuvieron presentes entre otros, directores, actores, productores y miembros de la industria cinematográfica e invitados al festival como: el actor norteamericano Willem Dafoe junto a su mujer, la directora Giada Colagrande; los directores Joe Dante y Victor Kossakovsky y el actor Juan Palomino y el presidente del Festival José Martínez Suarez.

This Is Not a Film su última realización, se presenta en esta edición del Festival, es no sólo la película filmada por quien tiene prohibido hacerlo sino la carta urgente que manda al mundo el hombre a quien el gobierno de su país acababa de condenar a seis años de prisión y veinte de inhabilitación para filmar. Pena que la Justicia de su país acaba de ratificar hace apenas días, haciendo caso omiso de los pedidos, reclamos y protestas del mundo entero.

Jafar Panahi, realizador de cine que en 1995 ganó la Cámara de Oro en el Festival de Cannes por la película El globo azul y en 2000 el León de Oro en Venecia por El círculo, pasará los próximos seis años privado de su libertad. Así lo ha decidido un tribunal iraní que además le prohíbe abandonar el país y hacer películas durante los próximos veinte años.

Panahi, de 50 años, fue arrestado en marzo de 2010 después de mostrar públicamente su apoyo a Mirhossein Musavi durante las disputadas elecciones que dieron la victoria al actual presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad. Unas movilizaciones por parte de la sociedad civil, conocidas como el Movimiento Verde, que Panahi apoyó públicamente y que le ha constado, según su abogada, "la prohibición de realizar películas, escribir guiones, viajar al extranjero o dar entrevistas a medios extranjeros o locales, durante los próximos veinte años".

Después de 88 días de arresto, el realizador empezó una huelga de hambre en protesta de una situación que calificó de "obscena" y de "broma". "Juro por el cine en el que creo que no voy a cesar mi huelga de hambre hasta que se cumplan mis peticiones", aseguraba Jafar Panahi en una misiva que hizo pública la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán (CIDHI). El director quedó puesto en libertad el 25 de mayo, tras el pago de una fianza de 160.000 euros.

El caso Panahi movilizó a personalidades del cine como Steven Spielberg o Juliette Binoche y su compatriota, Abbas Kiarostami, aprovechó la presentación en Cannes de su película Copie para cargar contra el régimen de Teherán y mostrar su apoyo a Panahi.