28 de noviembre de 2008

La Davis, el cine y otras ficciones

[Tenis. Juego practicado por dos personas o dos parejas, que se lanzan alternativamente una pelota, utilizando raquetas, por encima de una red, con el propósito de que la otra parte no acierte a devolverla]


El Maracanazo español



“A un matemático experto le respondió un ignorante: Es verdad, pero no es cierto.” Ezequiel Martínez Estrada. Apenas me enteré de que Nadal no vendría a la Argentina a disputar la final de la Davis, les dije a algunos amigos (incluso a uno que escribe en este sitio, así que hay testigos cercanos) que el campeón sería España. En este punto, quizás se pregunten: 1) ¿Qué hace un crítico de cine hablando de tenis? 2) ¿Cómo sabía este que España ganaría sin su mejor jugador? Al punto 1 no responderé con ninguna justificación demasiado relevante, más allá de que miro mucho tenis desde hace años. Por otra parte, y como antecedente y salvando las distancias, el crítico francés Serge Daney escribió sobre tenis (algunos de sus excelentes artículos pueden leerse en el muy buen último número de la revista Las ranas). El resto de este artículo intentará responder al punto 2, pero les adelanto que básicamente tiene que ver con algunas cuestiones enseñadas por el cine y por otro relato deportivo, que hacían prever algo de lo que finalmente, fatalmente, ocurrió.

Muchos deportes, pero especialmente el básquet, el boxeo y el tenis, tienen fuertes componentes de narrativa de suspenso. También tienen fuertes componentes de narrativa épica, y mucho de agónico. Un knockout inesperado, una remontada en los últimos segundos con varios triples, “dar vuelta” un partido luego de algún match point en contra son grandes momentos de estos deportes. Algo de todo eso se llevó al cine: todo el mundo conoce, por ejemplo, las Rocky de Stallone. En Rocky IV, a Rocky lo vimos perder de local cuando era favorito, tenía todo el poder y, de alguna manera, había ganado por anticipado. Luego, en la Unión Soviética y con todo en contra, ganaría. En esta aciaga final de la Davis –¿la mayor derrota del deporte argentino?– el equipo argentino era local, cambió la superficie de juego, y habló demasiado (recordar el calzón de Nadal mencionado por Del Potro). En el cine, hacer eso equivale a ser el villano, el que perderá con el contrincante más caballeroso y menos poderoso. Sin embargo, España era más poderoso cuando se planteó el enfrentamiento: con Nadal, el número uno del mundo, y con Ferrer en buen estado. Entonces y en esas circunstancias, el hipotético triunfo argentino podría haber tenido el condimento de “ganarle al favorito”. Pero semanas después ya las cosas eran distintas: Ferrer había bajado velozmente de nivel, y Nadal se había lesionado. Ahora el favorito era Argentina, y eso, sumado a lo antedicho, ponía al equipo nacional en una situación de mucha presión y, además, ficcionalmente, en el lugar del equipo poco simpático, el que suele perder en el cine.

Después, en el desarrollo de la serie, se dieron varias –demasiados– condimentos ficcionales. El primer punto lo ganó –arrasó– el favorito, la Argentina, con su símbolo de la Davis, Nalbandián. Luego vino Del Potro vs. Feliciano López. Del Potro es el número 9 del mundo, y López el 30. Y Del Potro, encima, había dicho que prefería jugar contra López antes que con Verdasco. Para sumar ficción, Del Potro ganó el primer set. Pero López ganó los dos siguientes en el tie-break, el desempate, ese momento en el que suele ganar el más enfocado y no necesariamente el mejor. Y el más enfocado, en una final así, es el que tiene menos que perder, más épica desde la cual luchar.

Y llegó el momento del dobles, en donde lo ficcional funcionó aún más, y –arriesgo– parte del público argentino fue determinante para que ganara la pareja española. Hubo dos cuestiones fundamentales: la primera fueron algunos cantos estúpidos y homofóbicos (“putos” “tal se la come, el otro se la da”) principalmente contra Verdasco, que no hicieron más que darle orgullo y mejorarle el juego ¿Ese público nunca vio las Volver al futuro? Un poco como Marty McFly cada vez que le decían “gallina”, Verdasco se hizo poderoso a pura furia bien canalizada. Y llegó el momento clave, cuando en el tie-break del tercer set Argentina ganaba 5-1. Nalbandián hace una doble falta, en el medio de sus saques se escucha que en la hinchada española alguien grita para molestar. Protestas airadas, el público argentino enardecido. Y el marcador 5-2, luego de una inmejorable remontada argentina (que llegó a estar abajo 5 games a 1 en ese set). Tiene que sacar Feliciano López, el público no deja de gritar, al punto de detener demasiado las acciones, de lograr que se fragmente el partido, que el relato se quiebre, que se separe, que se aísle la espectacular remontada argentina de lo que estaba por venir, haciéndoles un gran favor a los españoles. Cuando saca López, el tiempo, el partido, ese set, ese tie-break, son otros: hay futuro para él y para su compañero. Saque ganador de López, el público sigue gritando (no aprende que estos españoles, imperturbables, se agrandan con los gritos). Y López mete otro saque ganador. Luego, una serie de errores argentinos, esto ya era otro partido. Y adiós al set, y adiós a la remontada épica, que le es legada a España, que ya tenía en ese momento todos los elementos de la gran ficción en su triunfo, que terminó de concretarse el domingo, cuando ya era demasiado tarde para que Acasuso (número 48 del mundo y desplazado del dobles) se vistiera de héroe (aunque no estuvo lejos, porque fue quien tuvo “más ficción” de todo el equipo argentino).

Podrán decir que todo este artículo no acierta nunca, que la realidad le pasa muy lejos. Puede ser que este artículo sea pura ficción, pero también lo fue esta final, y el Maracanazo. Para terminar, los dejo con algo de Osvaldo Soriano (en Artistas, locos y criminales) sobre Obdulio Varela, el gran capitán uruguayo de ese partido de 1950: “A los seis minutos del segundo tiempo, Brasil abrió el marcador alentado por las repletas tribunas del Maracaná, inaugurado especialmente para ese torneo. (…) Obdulio, un morocho tallado sobre piedra, fue hacia su arco vencido, levantó la pelota en silencio y la guardó entre el brazo derecho y el cuerpo. Los brasileños ardían de júbilo y pedían más goles. Ese modesto equipo uruguayo, aunque temible, era una buena presa para festejar un título mundial. (…) Tal vez el único que supo comprender el dramatismo de ese instante, de computarlo fríamente, fue el gran Obdulio, capitán –y mucho más– de ese equipo joven que empezaba a desesperarse. Y clavó sus ojos pardos, negros, brillantes, contra tanta luz, e irguió su torso cuadrado, y caminó apenas moviendo los pies, desafiante, sin una palabra para nadie y el mundo tuvo que esperarlo tres minutos para que llegara al medio de la cancha y espetara al juez diez palabras en incomprensible castellano. No tuvo oído para los brasileños que lo insultaban porque comprendían su maniobra genial: Obdulio enfriaba los ánimos, ponía distancia entre el gol y la reanudación para que, desde entonces, el partido –y el rival–, fueran otros.”


[Javier Porta Fouz_HiperCritico.com]

23 de noviembre de 2008

[METROPOLIS] de Fernando Peña

[Metrópoli. Ciudad principal, cabeza de la provincia o Estado]

Julio 2008 / Clarín

Hallan en Buenos Aires una versión de Metrópolis que se daba por perdida

Los expertos creen que se trata de la versión original exhibida por Fritz Lang en Berlín en 1927. Se la consideró extraviada durante más de ocho décadas y fue encontrada en el Museo del Cine de Buenos Aires. El material, que contiene escenas casi nunca vistas, fue devuelto a Alemania.

Se cuenta una historia, posiblemente apócrifa, con relación al hallazgo del film THE UNKNOWN (literalmente, "El desconocido"), una obra maestra de Tod Browning con Lon Chaney. Por décadas se lo consideró perdido, aunque durante todo ese tiempo existió una copia en buen estado en un archivo francés. Sus latas estaban perfectamente rotuladas y conservadas, pero su título hizo que se las confundiera con muchas otras que contenían material "desconocido", es decir, sin identificar. La encontró un señor molesto que insistió hasta que le permitieron abrirlas para examinar su contenido.

El hallazgo de la versión de METRÓPOLIS de Fritz Lang, en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken de Buenos Aires, tiene una historia similar. Fue conservada con su título correcto y con número de inventario en dos archivos públicos sucesivos durante cuarenta años, pero en todo ese tiempo nadie comprobó de qué versión se trataba. La gran culpa de esa demora no la tienen tanto los distintos responsables de esos archivos como el estado de catástrofe generalizada en que se encuentra todo el patrimonio audiovisual en la Argentina, debido a una histórica ausencia de políticas públicas en la materia.

[Prólogo]

METROPOLIS. Fernado Martín Peña. Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. 2008

16 de noviembre de 2008

Siempre caminando

ARUITEMO ARUITEMO / STILL WALKING de Hirokazu Koreeda, JAP, 2008
Astor de Oro al Mejor Largometraje 23er. Festival Internacional de Cine Mar del Plata


[Caminar. Andar determinada distancia. Ir de viaje. Dirigirse a un lugar o meta, avanzar hacia él]

En la mejor tradición del cine de Ozu, el director japonés rueda desde la simplicidad y la cotidianidad. Sólo basta un día, y un suspiro, en la vida de la familia Yokoyama para que sus personajes lleguen al corazón del espectador y se sienta uno más de ellos. Una composición en la que las imágenes fluyen, y en la que una delicada melodía musical nos sumerge en los colores que habitan el lugar y los olores que despiertan los paladares.

En este marco Koreeda plantea conflictos en el seno de una familia que vive el aniversario de la muerte de un hijo/hermano. Se trata del motivo de encuentro de los integrantes: madre y padre ancianos, y sus dos hijos con sus respectivas parejas, además de nietos. El tono es de alegría, de desenfadada melancolía y, claro está, algún que otro distanciamiento por resolver en el plano paterno-filial. Koreeda reinvindica su cine en el que la muerte siempre presente pero desde otro lugar muy diferente a la visión occidental. La desgracia de la pérdida de un hijo no se vive desde el recuerdo sino desde la presencia. El hijo/hermano muerto está presente durante todo el encuentro, rodeado de anécdotas divertidas y canciones olvidadas.

La tradición bien entendida, en la que institución llamada familia se reune entorno a una mesa a comer los manjares cocinados por la madre, en la que los nietos juegan con los verdes árboles que cuidan la casa; y en la que el hijo ha de cumplir los preceptos de padre...pero eso no es tradición, sino cabezonería de papá Yokoyama. Ese marco, como pintura costumbrista, está repleto de momentos únicos y, a la vez, universales. Mérito de Koreeda.

Caminar es la única forma de hacer frente a la pérdida. De nada vale quedarse anclado en la tristeza, en forma de depresión destructiva como en GENTE CORRIENTE de Robert Redford. El mensaje de Koreeda es optimista, tanto como superar los obstáculos caminando, a veces, en silencio, cuesta arriba e incluso abatido por un insulgente sol. A pesar de todo, todavía caminando.


Leer critica Aruitemo, aruitemo en Muchocine.net

12 de noviembre de 2008

Cayendo lentamente


I don't know you
But I want you
All the more for that
Words fall through me
And always fool me
And I can't react
And games that never amount
To more than they're meant
Will play themselves out

Take this sinking boat and point it home
We've still got time
Raise your hopeful voice you have a choice
You've made it now

Falling slowly, eyes that know me
And I can't go back
Moods that take me and erase me
And I'm painted black
You have suffered enough
And warred with yourself
It's time that you won

Take this sinking boat and point it home
We've still got time
Raise your hopeful voice you had a choice
You've made it now

Take this sinking boat and point it home
We've still got time
Raise your hopeful voice you had a choice
You've made it now
Falling slowly sing your melody
I'll sing along
[Falling Slowly de Glen Hansard]

5 de noviembre de 2008

Motivos para enamorarse

LOS [PARANOICOS] de Gabriel Medina, ARG, 2008

[Perteneciente o relativo a la [paranoia]. Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas]


Dos escenas simétricas hacen de la ópera prima de Medina una película redonda, calculada y, no por ello, fría...ni mucho menos. La convierten en algo tan cálido como el amor. La primera, de cómo Luciano Gauna vive su soledad escuchando su canción preferida en el que fuera el departamento de la abuela de su amigo Manuel. Sube el volumen, empieza a contornear su cuerpo a medida que se acelera la música y canta mientras la cámara se acerca sigilosamente a modo de zoom. En la segunda escena, Gauna no está solo. Está bailando en la discoteca junto a Sofía, la novia de Manuel. El baile de Gauna se asemeja al de la primera escena y es sinónimo de su paranoia, la que le hizo vivir asustado. Sólo Sofía lo entiende, lo respeta. El zoom se aproxima a ellos y detrás el que pasó a ser el tercero en discordia...Manuel.

Gauna se fuma un porro, se aleja de la realidad y se encierra. Es la cueva de la cuál no sabe salir, es el monstruo tras el que se esconde en las fiestas infantiles. Gauna escapa. Sólo el amor, visión romántica del asunto, le hace correr por las calles húmedas de Buenos Aires tras el destello de Sofía. ¿Pero de quién se enamoró Sofía? ¿De Luciano o de su personaje?

El personaje que creó Manuel para su exitosa serie en España. ¿Lo hizo con amor a su amigo? ¿Y por qué no le dijo? Otras dos escenas definen el "duelo" entre ellos dos. Jugando al videojuego de boxeo, alegoría de un enfrentamiento, en el que tarde o temprano habrá un ganador y un perdedor. Manuel cree que siempre fue ganador. Sólo la escena final nos resolverá las dudas. Es el segundo duelo, éste en serio. Como si de un western se tratara, Luciano sale de la taberna-discoteca mientras Manuel le espera...y le pregunta si alguna vez le había hecho daño. ¿Y por qué Luciano no le dijo?

Luciano Gauna sigue siendo el mismo, o no. Sofía se muestra más segura que nunca, o no. Manuel es el hombre exitoso que también sufre, o no. El triángulo entorno gira la trama argumental de la comedia de Medina. Una película sencilla y majestuosa a la vez. Mil y un motivos para enamorarse viendo un cine fresco, clásico y de género. Es el cine que apunta altos vuelos, algunos incluso hablan de la aparición más esperanzadora desde Bielinsky en el cine argentino.

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