25 de junio de 2008

El [padre] amordazado

Si te dijera, amor mío,que temo a la madrugada,no sé qué estrellas son éstasque hieren como amenazasni sé qué sangra la lunaal filo de su guadaña.
Al Alba / Luis Eduardo Aute




En la España de los 70, muchas cosas empezaron a moverse desde dentro. La protesta empezó a capitalizar muchos lugares, entre ellos la cultura. Había una necesidad imperiosa de cambio, de poner fin a una dictadura que se había dilatado en el tiempo de forma descaradamente escandalosa. Por tal motivo, versos de cantautores como Aute se convertían en proclamas en contra de lo establecido. Los versos de la canción ‘Al Alba’ narraban el encuentro de dos amantes antes del amanecer. Muchos creyeron, e hicieron creer, que esa canción hablaba de fusilamientos en la madrugada. Aute pudo grabarla en 1978. Algo igual pasa con EL DESENCANTO, obra mayor en la historia del cine español, un documental maldito dirigido por Jaime Chavarri en 1976 y alentado, desde el primer momento, por Michi Panero, hijo.

Un año antes de su estreno moría Franco. El caudillo, en sus últimos días de vida, quiso dejar “atado y bien atado” el futuro de España. De este modo, instauraba la monarquía. El pueblo seguiría teniendo un padre al cual rendir cuentas. Los hijos de cuarenta años de dictadura apostaron por la democracia. Nada que ver con la realidad. Pronto el desencanto se apoderó de ellos. La libertad sólo fue el maquillaje reparador de un mismo sistema que se adaptaba a los nuevos tiempos. Todo seguía igual. Ese padre Franco, bien pudiera ser Leopoldo Panero. Esa casa antigua de los Panero, bien pudiera ser la España anacrónica producto de cuatro décadas de ostracismo. Esa familia, el fin de los valores en los que se había fundamentado el régimen fascista, en definitiva, la consecuencia de tanto despropósito.

Leopoldo Panero, traidor. Salvado ‘in extremis’ cuando defendía la causa republicana en las postrimerías de la Guerra Civil española. Leopoldo pasó al bando ganador, convirtiéndose a partir de ese momento en una figura controvertida para todos aquellos que se acercaron a ella. De ahí, en el año de su centenario, de rescatar a Leopoldo Panero, poeta.

Leopoldo Panero, padre. Ausente, nunca ejerció como tal. Tampoco como esposo, ni como modelo a seguir por sus hijos. De puertas adentro, la familia huérfana habla –se suma su tercer hijo, Leopoldo María Panero--. Felicidad recitará, desde el olvido, los versos lejanos que la enamoraron; Juan Luis desde la exaltación del héroe; para Michi su progenitor fue, es y será un eterno desconocido y, Leopoldo María, su padre es la mentira representada en la épica.

Leopoldo Panero, amordazado. Como la estatua a inaugurar en la plaza abarrotada de su pueblo. Lo que parecía que iba a ser vehículo para dar a conocer su persona, se convierte en todo lo contrario. Incluso, se constata la desaparición de su raza, sin descendencia, como castigo a su traición. Y el padre nunca podrá defenderse de tales acusaciones, sólo quedarán sus versos olvidados.


Varón o macho que ha engendrado.



EL DESENCANTO de Jaime Chávarri, ESP, 1976



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11 de junio de 2008

Los [malditos] 60

Perverso, de mala intención y dañadas costumbres.


Hoy es el último día de Mariano. Lo sabe. Tiene los malditos sesenta. Dos dígitos, un número. Mariano nunca se cuidó. Su vida siempre giró alrededor de los demás. Pendiente como ninguno de su familia, amigos y trabajo. Sus preocupaciones pasaban por que todos fueran felices. Él, mientras tanto, dejaría que su corazón fuera perdiendo latidos a medida que pasaban los años. Hasta hoy. Ese corazón grande dejará de bombear sangre. La sangre que corrió por su cuerpo durante seis malditas décadas.

Mariano ha planificado su final. Y lo ha hecho de la única forma que sabe: simple. Calmo por fuera, duro por dentro, ayer a la noche cenó con Florencia, el amor de su vida. Le sirvió dos copas de vino tinto, cocinó ese rico puchero, no le dejó fregar los platos y se fueron bien temprano a la cama. Dos días atrás, domingo, hizo el asado que merecían hijos y nietos. Todos disfrutaban de verlo feliz. Mariano plácido por verlos comer. Nada más simple.

Hoy Mariano se despertará bien temprano. Quiere ser el primero en llegar al trabajo. Hace unos meses dejó pasar su jubilación. Él quería seguir siendo útil, sentirse útil. Ahora necesita despedirse de todos sus compañeros. Ellos no saben que será el último abrazo. Mariano prefiere no dar ninguna pista del camino a emprender. Pero esta mañana su semblante es pálido. El cansancio de una vida sin descanso hace que empiecen a temblar sus piernas. Ya no le quedan fuerzas, sólo llegar al baño y...descomponerse.

Nadie llorará su ausencia. Todos aplaudirán su nobleza. El gesto del gran hombre antes de su partida. La herencia de todo aquello que dejó en la vida de los que le acompañaron. Ahora Mariano sólo tiene un propósito: descansar de tanto agobio. Hoy ha sido su último día, y Mariano lo sabía.

7 de junio de 2008

Un [héroe] en el congelador

Varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes.


Treintañeros (ansiosos) de todas las edades asisten a una de las películas de sus vidas. Es el último capítulo de una saga del héroe que ya no tiene lugar: Indiana Jones. Una escena sintetiza esta idea. Indy después de escapar de los soviéticos se refugia en un pueblo construido para contrastar los efectos de una bomba nuclear. De repente, suena una sirena. No hay tiempo, y nuestro héroe se refugia en una nevera (esperando tantos años). Tras la explosión y los efectos devastadores, nada será lo mismo. Son los años 50 y la carrera armamentística-tecnológica, inscrita en la denominada Guerra Fría, hará que los héroes de aventuras, con sabor a tierra y látigo ya no tengan cabida en este nuevo mundo. Ahora se necesitarán agentes secretos como James Bond.

Más allá de las comparaciones (odiosas) con los anteriores capítulos de la saga, el último hace 19 años, Spielberg propone (como tesis) la decadencia de ese tipo de héroe en el advenimiento de la modernidad. Eso se traduce en el retiro de Indiana Jones, haciéndolo de la mejor forma: la familia (temática intrínseca en casi toda la filmografía del director norteamericano). Ni siquiera su hijo podrá heredar su sombrero. Ya no hay lugar para (esos) héroes.

El análisis de la película nos lleva al camino de la interpretación. De ello tiene buena parte de culpa el trabajo del excelente guionista David Koepp. Desde los títulos iniciales, la carrera de los militares soviéticos y el coche con teenagers podría ser la metáfora de la carrera entre las dos potencias que no llevó a nada. Por último, también asistimos a un episodio más de las creencias spielbergianas. El director ha proclamado su ateísmo. De ahí su tendencia a buscar explicaciones en otras cosas. En este caso, los alienígenas (desde los encuentros en la tercera fase a la guerra de los mundos). La saga de Indiana Jones ha incorporado, desde sus inicios, esa vertinente pseudo-fantástica. El último expediente X de Indy ya está resuelto.

INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL de Steven Spielberg, EEUU, 2008



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4 de junio de 2008

La Locomotora [Televisión]

Transmisión de imágenes a distancia mediante ondas hercianas.

La Locomotora TV
Emisión 1
UN DIA CON LEOPOLDO MARIA PANERO [DOC]
LA CANCION DE MICHI PANERO [CLIP]
EL DESENCANTO de Jaime Chavarri, ESP, 1976
PSYCHO [TRAILER]
DUEL [TRAILER]
COMANDANTE de Oliver Stone, EEUU-ESP, 2003
PLAYA GIRON [CLIP]
EL AMANTE: FRANÇOIS TRUFFAUT [DOC]
LE TOURBILLON DE LA VIE 1 [CLIP]
LE TOURBILLON DE LA VIE 2 [CLIP]
TRUFFAUT: TRIBUTO [DOC]
SPIELBERG POR SPIELBERG [DOC]
DUEL de Steven Spielberg, EEUU, 1971
HITCHCOCK: TRIBUTO [DOC]
MIRINDAS ASESINAS de Alex de la Iglesia, ESP, 1991