La confrontación entre Batman y Joker en la película de Christopher Nolan simplifica rudamente el mundo post 11-S desde la mirada de Washington DC. El teniente Gordon acude al hombre murciélago a través de la batiseñal como fuerza parapolicíaca cuando el hampa lo desborda. Esto no cambió. Pero al final, luego de acometer el trabajo sucio, Batman escapa y Gordon comenta: "es el héroe que merecemos, pero no el que necesitamos"... En uno de los pósters de promoción hay una torre en llamas y por delante una batisombra incólume. El paladín de la justicia y la guerra contra el terror. El mal necesario para luchar contra el Mal. Esa imagen es George W. Bush en el Ground Zero. Y que pase el que sigue. ¿Quizá John McCain? No es casual que el film aparezca unos meses antes de la elección presidencial en Estados Unidos.
Respecto de la villanía, esta vez, Joker está descolocado de su habitual rol de payaso zumbón gracias a la actuación póstuma de Heath Ledger. El malhechor ya no ríe tanto, y ausme las características mefistofélicas del líder de Al Qaeda. Las similitudes son casi obvias: hace volar un hospital público y proclama "soy un agente del caos"; está al frente de una banda de forajidos entre los que se encuentran pacientes psiquiátricos; conduce un camión cuyo lema gotea devastación en la chapa del acoplado: "La matanza es la mejor medicina". El payaso devino en terrorista. En el siglo XXI, al terror se lo combate con terror, pero salvando las apariencias.
En esta saga, para seguir con la alegoría de los países democráticos que defienden la libertad, la eficacia persecutoria de Batman actúa como un agente de la CIA con operatividad en los confines del globo: apresa ilegalmente a un malhechor en el sudeste asiático y lo trae a la cárcel. Todo parecido con los servicios secretos cazando islamistas por el mundo y llevándolos a Guantánamo no es pura coincidencia... aunque en eso la película es chapucera: Batman lo deja en la comisaría de Gordon. El mayordomo Alfred piensa en positivo: "Estás peleando contra un enemigo que es irracional. En esta situación los héroes deben suspender las reglas y restricciones comunes por para pelear enemigos irracionales", le dice a su empleador.
En Batman, the Dark Knight, el Bien y el Mal son las dos caras de una misma moneda ontológica: "Pertenecemos a la misma oscuridad, os dos somos freaks", lo desafía Joker al pie de un precipicio, entre sus garras. Por eso, el Bien no es una opción ética más enaltecible, sino que es la alternativa por el mal menor... Una mirada realista. Aún así, o por eso, alabado sea nuestro destino manifiesto, alabado sea el rol de maestro global de la democracia ante el Diluvio Universal del terrorismo. Y alabado sea Bush, nuestro (imperfecto) Señor. Que pase el que sigue.
[por E.S. Diario Sur, 27 julio 2008]