Algunos (dícese críticos de cine) consideran este año como uno de los mejores en el panorama del cine argentino. Películas impecables desde los cinematográfico (LA MUJER SIN CABEZA e HISTORIAS EXTRAORDINARIAS) comparten espacio con producciones dirigidas a todos los públicos (EL NIDO VACIO o UN NOVIA PARA MI MUJER). En todo este contexto, destacable el papel de las mujeres. A considerar: LA RABIA de Albertina Carri (directora de la reconocida LOS RUBIOS); LA MUJER SIN CABEZA, dirigida por Lucrecia Martel e interpretada por María Onetto; la película coral LA RONDA de Inés Braun, con participación estelar de Mercedes Morán. Ejemplos representativos dónde destaca la interpretación protagónica de Martina Gusmán en LEONERA.
LEONERA es la quinta película de Pablo Trapero. Le preceden la excelente ópera prima MUNDO GRUA, EL BONAERENSE, la fallida FAMILIA RODANTE y la búsqueda de identidad en NACIDO Y CRIADO. En LEONERA se cuenta la historia de una mujer que estando embarazada ingresa en la cárcel a cumplir un delito que nunca sabremos si cometió. La vivencia de la madre y su hijo en institución tan hostil, las relaciones que se establecen con las reclusas y la presión constante desde el "exterior", representado por la madre-abuela (Elli Medeiros), para hacerse con la custodia del niño.
Se recurre pues, como "buen" cine argentino, a la emoción. En este caso, centrado en el vínculo más fuerte entre dos personas en un medio dónde la vida se reduce a años de condena, desocialización y la extrema supervivencia desde los psicológico. La historia cae en lugares comunes, por ejemplo, la vida en la cárcel. Por ese lado, la película escapa presentando la cotidianidad de una madre entre rejas. Otro enfoque recurrente es paralelamente plantear la situación judicial de la condenada. Uno de los errores que comete Trapero. Escena aislada, con careo incluido, entre la protagonista y uno de los que estuvieran en la escena del crimen. Pareciera responder a claúsulas de coproducción con los brasileños, ya que no aporta nada para la resolución de la trama.
Lo interesante del asunto es que Trapero plantea un dilema moral, partiendo desde una pregunta con fácil respuesta: ¿la cárcel, la institución total por excelencia, el mejor lugar para un niño? Un no sin paliativos. El caso es que los hay. ¿Y si eso supone la separación de su madre? Solución salomónica a tal problema.
LEONERA responde con esperanza. Al igual que su coetáneo Adrián Caetano en CRONICA DE UNA FUGA. Las dos películas transitan la falta de libertad. Las dos proponen la huída como reparo a cualquier injusticia. Madre e hijo prófugos...todos contentos.
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