La última película estrenada de Pablo Nisenson, el documental LO QUE HAY QUE DECIR. Éste nos cuenta el difícil y sinuoso proceso de chicos y chicas, residentes en una comunidad terapéutica, que afrontan un singular desafío: intentar su transformación personal en pos de una vida distinta.
Pablo Nisenson es guionista, director de cine y televisión. Es docente de realización de cine y video; también realizó seminarios sobre dirección de actores y actuación para cámaras. Desde 1998 lleva adelante el proyecto social TV Libre, trabajando con diversos grupos de riesgo. Sus películas y programas televisivos le han valido premios y distinciones en el país y el exterior.
¿Cómo llegaste a conocer la historia de estos jóvenes y niños?
Venía trabajando obras documentales sobre nuestras problemáticas sociales más graves. EL GRITO SAGRADO (2003), mi documental anterior, es sobre las historias de vida de tres pibes presos. Lo que habitualmente se llama “pibes chorros”. Cuando uno de estos pibes, que son millones en Argentina, pasa por la cárcel, sale –cuando salen—con una adicción muy marcada. Intentando ayudar a uno de nuestros “actores” damos con una comunidad terapéutica cuyo trabajo me pareció muy interesante. Es así como va naciendo la idea de LO QUE HAY QUE DECIR; a partir del trabajo de recuperación, de transformación personal que deben desarrollar estos chicos. ¿Cuál es la particularidad de este trabajo? El abordaje es desde el afecto, muy humano, y también multidisciplinario. Todo lo contrario a lo que vi y registré con la cámara en las cárceles en la obra anterior. Odio tratamientos para la represión y la sumisión, el castigo.
¿Cuánto tiempo te llevo el rodaje de la película?
El rodaje fue de 6 semanas.
¿Por qué el documental? ¿Consideras tu película como cine social?
Porque me mueve la sensación de responsabilidad frente a las cosas que pasan en nuestro país, en toda Latinoamérica, las grandes injusticias y, en particular, los jóvenes son los más vulnerables de esta historia, los más castigados y los más inocentes: cuando ellos llegaron el descalabro ya estaba organizado, no son responsables de nada, sólo víctimas.
Yo no quiero quedarme al costado mirando la masacre, quiero aportar desde este espacio, el del cine, que es lo que quiero y conozco. Y pienso que sí, que podemos llamarlo “cine social”, y es aquí donde logro poner en sincro mi pasión por el cine y el compromiso social.
Tu película muestra una luz al final del túnel, una esperanza...¿lo crees así?
Absolutamente sí. La esperanza existe para estos pibes que viven en estas comunidades donde filmamos. Ahí tienen, reciben, la contención, el amor, y las necesidades básicas cubiertas que no tuvieron antes. Entonces, es posible transformarse para bien. La conclusión a la que llego es (aclaro que con negra ironía): puede existir un abordaje humano al conflicto, no sólo balas, cárcel, discriminación como se suele proponer.
La historia que nos cuentas está circunscrito a un contexto determinado, el argentino. A mi parecer podríamos calificarlo como situación generalizada, consecuencia del sistema en el que vivimos. ¿Estás de acuerdo?
En toda Latinoamérica y países periféricos del gran Imperio (también en las periferias del gran Imperio). Las recetas de este capitalismo subhumano arroja a los márgenes a millones de personas. La receta: el privilegio de lo económico sobre lo humano.
Los narcos suelen usar personas como “mulas”, llenando sus estómagos de droga. Muchas veces los envases donde va contenido la droga colapsan, se pincha, lo que provoca la muerte de la persona-mula. Entonces dicen “el envase se pinchó”, refiriéndose a la persona.
Esto viene a cuento del valor que tenemos los seres humanos para los poderosos del sistema.
¿A quién está dirigido este documental?
A quienes estando convencidos de este punto de vista, pueden emocionarse, volver a pensarlo, o pasar un rato agradable. También a quienes no estando del todo convencidos pueden llegar a estarlol
Muestras el paisaje de una forma constante, ¿se trata de un personaje más?
Sí, el increíble marco natural (Bariloche), esa voluptuosa naturaleza, es un personaje que juega a ayudar a los seres en su recuperación.
¿Sigues estando en contacto con estos jóvenes? ¿Tienes intención de volver a retomar esta historia?
Con algunos sigo en contacto, a la distancia, sigo sus historias, quiero saber cómo están, ayudar en la medida de mis posibilidades. Win Wenders sigue filmando una película que empezó hace 20 años y seguirá por 20 más, con los mismos actores que en dicho film envejecerán de forma real. A mí también me dan ganas de seguir a estos chicos y reflejar cómo les va, qué hacen de sus vidas.
¿Crees que nuestra sociedad escucha a los jóvenes?
Sólo para correrse aterrada. No, en general veo que la voz de los jóvenes no es escuchada, en todas las clases sociales. Los jóvenes siempre asustan, porque nos proponen una mirada que no siempre estamos dispuestos a ver.
A lo largo de tu carrera, has realizado trabajos para televisión.
Se está por estrenar un ciclo de 13 capítulos que hice para Ciudad Abierta (Televisión de Buenos Aires), sobre derechos humanos y sociales.
¿Falta conciencia por parte de la gente que hace televisión para hacernos llegar estas historias?
A ver...seguro falta conciencia por parte de los programadores y ejecutivos de los canales. Los canales suelen ser grandes tiendas de venta de productos audiovisuales, el negocio es hoy y aquí, cero conciencia de sociedad, de futuro...y yo me pregunto: ¿tendrán hijos, sus hijos tendrán nietos?
No creo que falten materiales, pero las obras densas, que plantean conflictos, suelen verlas como de bajo rating. Por ende, va reñido con el negocio. Arte, verdad, son dos variables poco marketineras.
Un viaje (a cualquier sitio, de cualquier forma)...
Ummm, hoy, en verdad, por el estrés mío actual, una playa desolada, con mi mujer, sin ejecutivos de televisión cerca.
Nisenson, cineasta comprometido con lo social, a través de sus palabras nos invita a reflexionar entorno al “valor humano”. El director se despide...
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