20 de diciembre de 2008

[INVASION] de Hugo Santiago, ARG, 1969

[Acción y efecto de [invadir]. Irrumpir, entrar por la fuerza]

INVASIÓN es el octavo dvd de la colección de cine latinoamericano que malba.cine inaguró en el año 2006. Además de la película completamente restaurada como nunca se la vió en un soporte hogareño, esta edición incluye material extra especialmente realizado para la ocasión, con entrevistas a Hugo Santiago visitando aquellos lugares de Buenos Aires con los que construyó Aquiles y un libro preparado por David Cubiña que revisa los pormenores de la gestación del proyecto entre Santiago y Borges.


Invasión fue cargada de un valor tremendamente premonitorio y su exhibición en televisión fue prohibida en los años de plomo. A cuarenta años de su estreno, sigue teniendo una actualidad lacerante y reinterpretaciones constantes que Santiago cuenta con orgullo. Una de ellas involucra a un grupete de jóvenes europeos simpatizantes de los movimientos antiglobalización con el que él tiene mucha relación. Después de la restauración, estos jóvenes pudieron ver la película y lo citaron para decirle, con convicción y rigurosidad, que ellos no tenían dudas: “¡Es un film sobre la globalización! Eso me dijeron y empezaron a hacer una lectura total del film basados en la globalización: la invasión subterránea, no visible, las complicidades. Aquí es normal que se hable de esa violencia tan tristemente nuestra en América latina, pero para ellos, que están preocupados por otra cosa, era evidente que es un film sobre la globalización”. Otra de las tantas anécdotas que le regaló la fluencia y el éxito de Invasión por el mundo fue la exhibición en Argelia alrededor de los ’70, cerca de los albores de la independencia, en una base petrolera en pleno desierto, con una tela gigante y un público de trabajadores árabes durante la medianoche: “Yo estaba en el fondo mirando de lejos. Y veía ese conjunto de gente vestida de blanco, mirando a mis personajes de traje oscuro y con sombrero y los tanguitos y alguna milonga que hay en el film. La primera sensación que tuve fue que los personajes exóticos no eran los que estaban sentados mirando en el desierto, sino los míos en la pantalla. La segunda fue que a medianoche, cuando la película terminó y seguimos discutiendo, la lectura que hacían ellos era por supuesto una lectura de violencia, de la guerra interna, pero de violencia que les concernía a ellos, otra que la nuestra, una violencia imperialista pero ocupándoles el país. Todas esas interpretaciones se pueden dar justamente porque el film no es una alegoría. Dentro de la narración fantástica, el film no es una alegoría, no tiene nada de alegoría, es un cuento fantástico que no tiene símbolos y todos los elementos del decorado que hay fueron buscados y encontrados para que jueguen el rol que corresponde en esa narración fantástica. Para ellos era igualmente vigente. Es una particularidad del film, pero también es una particularidad del género fantástico. Y yo diría que es una singularidad ultrasingular del género de la narración fantástica porteña”.

[El camino de Santiago por Natali Schejtman. RADAR / Página12 8 de abril de 2008]

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