THE SOCIAL NETWORK de David Fincher, EEUU, 2010
Me gusta el cine de Fincher. Tiene defectos y virtudes. Faltaría más. Ahora bien, una vez transitada su filmografía, uno de los hallazgos es la reinvención de su cine. Fincher ha sabido conjugar el efectismo populista de sus éxitos comerciales SEVEN y EL CLUB DE LA LUCHA, con el minimalismo de LA HABITACIÓN DEL PÁNICO, la cursilería hollywodiana en EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON y sus dos obras capitales como cineasta: ZODIAC y LA RED SOCIAL.
Al igual que Mark Zuckerberg, creador de Facebook, el cineasta Fincher crea a partir de una necesidad. Inquietud creativa cuando la misma maquinaria de la industria de Hollywood le imponía un cine de suspenso con anclaje en la recurrente vuelta de giro. THE GAME cierra, a modo de trilogía, esa etapa inicial. Y probó, incluso, ganar el Oscar de la mano de Brad Pitt. Era cuestión de encontrar el momento idóneo y lo encontró.
El cine de David Fincher gira entorno a una reflexión sobre los vínculos sociales. Todas sus películas tienen como tema la forma de (in)comunicarnos con los otros, nuestra debilidad a la hora de relacionarnos y las dificultades que se presentan en forma de miedos y temores. Para el director norteamericano ése es uno de los aspectos que definen la sociedad contemporánea.
Avanza en esa dirección con su última película. En este caso, LA RED SOCIAL se centra en las relaciones virtuales, cada vez más superficiales, y la ausencia de intimidad. Sobre esos valores se construyen nuestros vínculos sociales. El epicentro: un sistema capitalista que premia el éxito por encima de todas las cosas, incluso, las personas. De ahí la reflexión pesimista de Fincher en la que los personajes de sus películas están siempre determinados por las circunstancias. No hay forma de salir del círculo.
Visto lo visto, el discurso del cine de Fincher tiene más profundidad del que aparenta. Esta vez, la calidad cinematográfica de su última película se articula en: un guión de peso del televisivo Aaron Sorkin (sólo hay que ver THE WEST WING) y una actuación de lujo de Jesse Eisenberg (el mismo de ADVENTURELAND). Las mismas premisas que utilizó el director con ZODIAC: también adaptación literaria, con excelente guión de Vanderbilt y con la presencia del gran Robert Downey Jr. La fórmula Fincher funciona.
Detrás de todo esto, Fincher sabe filmar una película difícil de antemano. Cómo llevar a la pantalla grande esta historia. Lo hace de forma solvente y muestra sus dotes en la realización. Discurso y narrativa cinematográficos coinciden, desde la excelencia, en la última del bueno de Davey.
Al igual que Mark Zuckerberg, creador de Facebook, el cineasta Fincher crea a partir de una necesidad. Inquietud creativa cuando la misma maquinaria de la industria de Hollywood le imponía un cine de suspenso con anclaje en la recurrente vuelta de giro. THE GAME cierra, a modo de trilogía, esa etapa inicial. Y probó, incluso, ganar el Oscar de la mano de Brad Pitt. Era cuestión de encontrar el momento idóneo y lo encontró.
El cine de David Fincher gira entorno a una reflexión sobre los vínculos sociales. Todas sus películas tienen como tema la forma de (in)comunicarnos con los otros, nuestra debilidad a la hora de relacionarnos y las dificultades que se presentan en forma de miedos y temores. Para el director norteamericano ése es uno de los aspectos que definen la sociedad contemporánea.
Avanza en esa dirección con su última película. En este caso, LA RED SOCIAL se centra en las relaciones virtuales, cada vez más superficiales, y la ausencia de intimidad. Sobre esos valores se construyen nuestros vínculos sociales. El epicentro: un sistema capitalista que premia el éxito por encima de todas las cosas, incluso, las personas. De ahí la reflexión pesimista de Fincher en la que los personajes de sus películas están siempre determinados por las circunstancias. No hay forma de salir del círculo.
Visto lo visto, el discurso del cine de Fincher tiene más profundidad del que aparenta. Esta vez, la calidad cinematográfica de su última película se articula en: un guión de peso del televisivo Aaron Sorkin (sólo hay que ver THE WEST WING) y una actuación de lujo de Jesse Eisenberg (el mismo de ADVENTURELAND). Las mismas premisas que utilizó el director con ZODIAC: también adaptación literaria, con excelente guión de Vanderbilt y con la presencia del gran Robert Downey Jr. La fórmula Fincher funciona.
Detrás de todo esto, Fincher sabe filmar una película difícil de antemano. Cómo llevar a la pantalla grande esta historia. Lo hace de forma solvente y muestra sus dotes en la realización. Discurso y narrativa cinematográficos coinciden, desde la excelencia, en la última del bueno de Davey.
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