11 de febrero de 2011

WINTER'S BONE

LAZOS DE SANGRE (ARG) de Debra Granik, EEUU, 2010

Ya tenemos la “sana” cuota de cine independiente en la torta de los Oscar. Se llama WINTER’S BONE y la dirige una mujer. Sin el escaparate del galardón hollywoodiense no sabríamos nada de nada de esta película. A partir de aquí cualquier espectador ávido de cine comercial, participará de la ceremonia de visionado de todo aquello que tenga que ver con la alfombra roja.

Podríamos reabrir el debate sobre qué se considera como cine independiente, tanto en decisión política, presupuesto y distribución. Incluso, qué canales se abren, afortunadamente, para este tipo de realizaciones. WINTER’S BONE está alejado de este tipo de definición en cuanto presupuesto y distribución. Quizás su supuesta independencia esté fijada en su temática: la sociedad matriarcal ó, dicho de otra forma, el mando reside en las mujeres. Tema a años luz de lo visto en pantalla en los últimos tiempos en el cine de la industria norteamericana.

En la película de Granik la mujer es el centro. ¿Dónde? En un Estados Unidos desconocido. Ámbito rural, recóndito, profundo, muy adentro en las entrañas de un país. El mismo lugar que nos mostraba DELIVERANCE pero, esta vez, se muestra a la mujer y el papel crucial que juega.

Los hombres están ausentes, desdibujados. Desconocidos, incluso, ocultos, como muestra la trama de la película. Las que toman las decisiones son las mujeres y, en cualquier caso, reestablecen el conflicto causado por el hombre. Para demostrarnos este hecho, conocemos la historia de Ree, interpretada por Jennifer Lawrence, en primera persona. Un viaje por ese mundo en el que debe descubrir el paradero de su padre. Una situación límite de la cuál el espectador no puede escapar. Ese viaje traumático y, al mismo tiempo, camino transformador como catarsis.

Lo que se nos cuenta en WINTER’S BONE transita en la tensión entre lo dramático y lo violento. A mi modo de ver ésa, quizás, sea la mejor virtud de la película. El clímax siempre está al borde de la explosión. Como apuntaba en el anterior párrafo la mujer trata, por todos los medios, que el conflicto no se desborde. Mientras tanto, el suspense agobia al espectador que en ningún momento sabe hacia que derroteros va la película. Todo un acierto.

Al final, Debra Granik, la directora, en los últimos planos nos regala poesía después de tanto drama. El espectador lo agradece. Una poesía que transmite esperanza. Poesía que nos demuestra, una vez más, que el western, como género, está presente en historias contemporáneas que parecen de ayer.

1 comentario:

La Lupe dijo...

Lo que me sorprendió de esta pelicula de cine independiente es la fuerza de una adolecente para tratar de resolver "A todo o nada", el enigma que se plantéa desde el inicio hasta el final de la cinta.

En esta pelicula el poder esta en manos de las mujeres "Para bien y para mal"....y es notable como una adolescente tiene las cosas tan claras, a pesar el temor continuamente presente...

Todo se resume en la palabra "Supervivencia"...desde enseñar a sus hermanos a utilizar armas de fuego, hasta salvaguardar el hogar quebrantado que les ha quedado a ella y sus hermanos.

Una actuación sorprendente, de esta mujer en busca de la verdad.

Un pueblo escalofriante, lleno de conplicidad.

La recomiendo amigos!

Saludos!

La Lupe