5 de junio de 2007

[Perdido]s en televisión [versión 1.0]


Que no tiene o no lleva destino determinado.


Estamos presenciando la época de oro de las series de televisión. En los últimos tiempos la relación entre cine y ciertos productos de televisión se ha ido haciendo más estrecha. Ha ayudado el surgimiento, y potenciamiento, de las nuevas tecnologías: televisión satelital, digital terrestre, internet. A mayor posibilidades de acceso, mayor oferta. De este modo, nos encontramos con un panorama de lo más variado y rico en materia de series. Series de televisión que comparten con el séptimo arte un código afín: lenguaje, técnicas e incluso figuras, pero sobre todo, un tratamiento estético cuidado al detalle, creando en el espectador una particular forma de complicidad. PERDIDOS (LOST) es prueba de ello.

LOST está primera en los ratings de lugares tan disímiles como Laos, Latvia, Australia, toda América latina y media Europa. Y acaba de ser vendida a Cuba a pesar del bloqueo... El fenómeno de los Expedientes X parece tener sucesor: Lost, una serie sobre un puñado de sobrevivientes en una isla misteriosa, cuya trama mezcla con destreza endemoniada referencias a la filosofía, la literatura y la cultura pop para mantener en vilo a millones de seguidores, encender las más febriles especulaciones y despertar expectativas y exigencias como hace tiempo no lo hacía la televisión. LOST me fascina... y me pierde. Porque reconozco que después dos temporadas estoy totalmente perdido. Ah, y ésa es otra de la ingeniosas ideas, tiene unas cuantas, que nos depara esta serie de televisión. Los supervivientes de un accidente aéreo están perdidos en una isla misteriosa, mientras los telespectadores seguimos sus andanzas perdidamente perdidos.

No hace falta que nos lo diga el mismísimo Edward R. Murrow (interpretado genialmente por David Strathairn) en el preámbulo de la película BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE (Good Night, and good luck, George Clooney, USA, 2005): la televisión no es mala por definición, como muchos apuntan al denominarla "la caja tonta", sino que depende directamente de las personas que hacen televisión. Ellos y ellas tienen la responsabilidad de dar contenido a ese aparato que reina la mayor parte de hogares. Y esas gentes se llaman creativos. Claro que muchas veces la creatividad choca directamente con los beneficios de la empresa televisiva, a veces el coste, tanto en tiempo como en dinero, de la creación no cabe en el mercado de los medios audiovisuales.Así que, de vez en cuando, y, desgraciadamente, cada vez menos, nos encontramos con el milagro televisivo. La creación llama a la reformulación y LOST, en te caso, se convierte en una nueva visión de la ciencia-ficción. Bebe de influencias tan significativas como LA DIMENSION DESCONOCIDA, EXPEDIENTES X y TWIN PEAKS.

Estamos de suerte, porque además de los amantes fieles a este género "tan televisivo", se suman otras inquietudes tan presentes en nosotros como personas: la relación social, el liderazgo, el trabajo en equipo, la colaboración, actitudes frente al conflicto, el yo, miedos y temores, la supervivencia, instintos básicos, "estoy al borde de un ataque de nervios", el sentido de la vida, malas noticias, "que he hecho yo para merecer ésto"...Ahí quería llegar, reflejar el carácter humano de un "show" televisivo centrado en premisas de ciencia-ficción. Un primer capítulo (piloto) que se ha convertido en el programa de televisión más caro de la historia. Qué difícil reunir talento y dinero en una misma isla, ¿no? Sin ir más lejos, David Lynch se quedó a medio camino con su "impresionante" TWIN PEAKS. No hubo forma que la acabara, bueno, tuvo ocasión de refundirla en película (TWIN PEAKS, FUEGO CAMINA CONMIGO).

LOST es como una película muy larga, en la que cada capítulo es vital dentro de la narración global. Sin embargo, en cada uno de los episodios hay una línea argumental que cierra y que sigue a un personaje distinto, cuyos flashbacks tienen incidencia en lo que está viviéndose en la isla en ese momento. La construcción del guión es admirable. La forma en que se maneja la tensión y en que concluye cada episodio obligan al espectador a pasarse la semana preguntándose cómo continuarán las distintas líneas que van quedando abiertas.

Todo es un enigma en LOST. Y también los guiños están a la orden del día: no es casual la elección de los nombres de los personajes. Desde John Locke –el filósofo inglés—hasta Rousseau, pasando por Henry Gale, el tío de Dorothy en EL MAGO DE OZ (Víctor Fleming, USA, 1939).

Con el transcurrir de la segunda temporada, recientemente editada en DVD en todo el mundo por Buena Vista / Walt Disney, y algunos capítulos de la tercera hay algo que nos enseñado LOST: cuando parece que los autores pierden el rumbo y sólo baten la ecléctica coctelera de influencias cancheras, sale al aire un episodio tan brillante, tan inteligente y tan entretenido que los conversos renuevan su fe y los escépticos no pueden evitar asentir en silencio. Y todos cruzan los dedos para que no la arruinen: hacía mucho que la televisión no generaba expectativas tan altas, exigencias tan desmesuradas.

LOST ha generado participación, debate, interacción por parte de sus espectadores/seguidores. No es sólo lo que se emite semanalmente por una caja llamada televisión, sino la relación, surgida espontáneamente, con su destinatario. Sólo hay que echar un vistazo a internet. Seguimos perdidos...

¡No se pierdan LOST! (si es que todavía hay algún perdido)