Persona que preside. Cabeza o superior de un gobierno, consejo, tribunal, junta, sociedad, etc. En los regímenes republicanos, jefe del Estado normalmente elegido por un plazo fijo.
Una gran idea. Reunir delante de una cámara a los ocho presidentes democráticos que ha tenido Argentina después de la dictadura. Desde el punto de vista de la producción una tarea difícil, a la que Luís Majul (conocido periodista de radio y televisión) ha respondido con creces. Cada uno de los presidentes, un personaje y no un político. Ahí radica el principal acierto de esta película documental de aproximadamente 75 minutos de metraje.
Raúl Alfonsín, Carlos Menem, De la Rúa, Rodríguez Saá, Ramón Puerta, Camaño, Duhalde y Kirchner son los protagonistas. El objetivo de los directores Dupray y Cohn (es su opera prima, antes habían trabajado en televisión) es marginar la figura de político y apostar por la informalidad, la cotidianidad de las “personas humanas” que ahí detrás. Como políticos ya los conocemos. De hecho, el político actúa de la misma forma, indistintamente del país, centrando su interés en la imagen, en las palabras que utiliza, en sus gestos medidos...un ritual diseñado y planificado.
YO PRESIDENTE permite ver la otra cara. En la película no hay espacio para el discurso político, sino se nos descubren los gestos, las palabras, la cadencia de cada uno de sus protagonistas en su vida diaria. Los políticos también son humanos. De este modo, los directores apuestan por la cámara informal. Esa cámara que graba sin ocultarse, durante aproximadamente ocho horas cada jornada “presidencial”, nos muestra todo lo que pasa: antes y después de la entrevista. Ese aspecto es el más importante. No nos interesa la entrevista, sino lo que no conocemos del personaje.
Raúl Alfonsín, Carlos Menem, De la Rúa, Rodríguez Saá, Ramón Puerta, Camaño, Duhalde y Kirchner son los protagonistas. El objetivo de los directores Dupray y Cohn (es su opera prima, antes habían trabajado en televisión) es marginar la figura de político y apostar por la informalidad, la cotidianidad de las “personas humanas” que ahí detrás. Como políticos ya los conocemos. De hecho, el político actúa de la misma forma, indistintamente del país, centrando su interés en la imagen, en las palabras que utiliza, en sus gestos medidos...un ritual diseñado y planificado.
YO PRESIDENTE permite ver la otra cara. En la película no hay espacio para el discurso político, sino se nos descubren los gestos, las palabras, la cadencia de cada uno de sus protagonistas en su vida diaria. Los políticos también son humanos. De este modo, los directores apuestan por la cámara informal. Esa cámara que graba sin ocultarse, durante aproximadamente ocho horas cada jornada “presidencial”, nos muestra todo lo que pasa: antes y después de la entrevista. Ese aspecto es el más importante. No nos interesa la entrevista, sino lo que no conocemos del personaje.
Una película que bebe de un estilo puramente televisivo, con influencias del ‘Caiga quién caiga’, que muestra la virtudes y defectos de unos presidentes que un país ha elegido a través de las urnas. Ocho personajes frente a su pueblo.
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