27 de octubre de 2008

CINE [BIZARRO]


[Valiente]

Los aficionados a las películas de terror, sexo y violencia gratuita tienen una buena idea de qué es el cine bizarro. Pero como en el idioma castellano la palabra bizarro tiene un sentido distinto. Los diccionarios suelen explicar que bizarro significa “valiente, espléndido, generoso”. Nada que ver con el bizarre francés, que también fue tomado por el idioma inglés y que significa “extraño”. La palabra viene del árabe y del vasco, y por algún motivo, desde hace ya más de un siglo se utiliza por la gente de habla hispana en su acepción teóricamente errónea. Así lo explica, indignado, el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano de Literatura, Ciencias y Artes editado por Montaner y Simón en Barcelona y por W.M. Jackson en Nueva Cork hacia 1890: “Los franceses han tomado de nosotros su bizarre, pero le han adjudicado la significación de raro o extravagante, significación que nunca tuvo en nuestra lengua, pero que desgraciadamente hoy se lee en algunas traducciones”.

Quizás el empecinamiento en utilizar de esta manera la palabra bizarro se deba a la falta en nuestro idioma de un equivalente a un término fundamental en el fantástico anglosajón, weird (misterioso, extraño, sobrenatural). Alguna vez Jorge Luis Borges lamentó la ausencia en el idioma castellano de adjetivos como bizarre y weird.

Una de las características más bizarras de este tipo de cine es que inabarcable. En general, ya por el solo hecho de pertenecer al género fantástico, una película suele tener elementos bizarros. Pero además hay películas policiales (como los de cárceles de mujeres o los de delincuencia juvenil), dramas, musicales, comedias y hasta documentales que entran perfectamente dentro de la definición. Incluso, más allá de su argumento, una película puede pertenecer al cine bizarro por su estrategia de comercialización, por generar un culto especial en el público o por estar producido con alguna excentricidad técnica del estilo del 3-D o el Cinerama.

[CINE BIZARRO, 100 AÑOS DE PELICULAS DE TERROR, SEXO Y VIOLENCIA de Diego Curubeto, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1996]

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