13 de agosto de 2010

ROBOT Y VAGAGUNDO


El primer plano de TIEMPOS MODERNOS muestra una oveja negra en medio de un rebaño. Esa nota discordante representa a Chaplin, el vagabundo inolvidable. En épocas de tecnificación masiva, en la que las máquinas sustituyen al hombre, Chaplin construye su teoría con imágenes y sonidos. El avance tecnológico había llegado años atrás también al cine, lo que supuso el final de la era muda. Chaplin consciente de sus limitaciones o, quizás, temeroso por tal cambio dirigió su película de una forma magistral: la filmó como si cine mudo se tratara e introdujo algún diálogo, sonoro sólo a través de las máquinas y artefactos que aparecen en pantalla. Y claro un gag final que forma parte de la historia del cine. Aquél en el que, por primera vez, escuchamos la voz de Chaplin en una canción con letra ininteligible.

La teoría de Chaplin, discutida incluso con el mismísimo Gandhi, se trasladó a diversos escritos y, como no, a su cine. Una teoría que se distancia de los dos polos ideológicos dominantes en ese contexto histórico. El capitalismo causante de un desarrollo industrial sin precedentes que conlleva el crecimiento de una clase marginal excluida. Por otro lado, el comunismo muy alejado de las necesidades reales de los excluidos. Por encima de todo eso, nada más y nada menos, está la persona y su soledad, sintetizada en la figura del vagabundo llamado Chaplin. Una visión, por cierto, muy filosófica.

Otro paso más en la evolución tecnológica en la industria cinematográfica es el paso de lo analógico a lo digital. Un referente, Pixar, que ha dignificado el último cine de animación, dándole el mismo peso a la historia que se cuenta y al desarrollo técnico imparable. WALL-E, la película de Andrew Stanton, es un ejemplo claro. Ese entrañable robot también es una oveja negra. Sólo queda él en esa Tierra convertida en vertedero. Consecuencia de un capitalismo basado en un consumismo voraz. Ya lo decía Freud en El malestar de la cultura: el hombre es un Dios con prótesis y la prótesis del hombre es la técnica. Heidegger apuntaría que el hombre es un gran Dios con prótesis que lo domina todo, hasta devastarlo. A lo que Pixar precisaría que lo único que nos quedará de humano, en un futuro no muy lejano, residirá en sus creaciones, en este caso, artefactos útiles que satisfacen las necesidades humanas. En una palabra, robots. Wall-E es, al igual que Chaplin en TIEMPOS MODERNOS, lo humano en la historia que se nos cuenta.

Esta última idea es la distancia más cercana entre estas dos películas. En cuanto a términos ideológicos en el contexto histórico, en WALL-E tanto capitalismo y comunismo –ya extinguido—son lo mismo. Similar análisis en TIEMPOS MODERNOS, antes de la 2ª Guerra Mundial, y WALL-E, después del desmoronamiento del bloque comunista tras la caída del muro de Berlín. Sólo el amor, por primera vez, tanto para Chaplin y Wall-E es la única respuesta para superar las dificultades.

WALL-E tiene una hora inicial de metraje de auténtico cine mudo de animación. Ese robot es nuestro Chaplin digital.


TIEMPOS MODERNOS de Charles Chaplin, EEUU, 1936

WALL-E de Andrew Stanton, EEUU, 2008



No hay comentarios: