12 de noviembre de 2010

CIUDADANO PIÑEYRO

EL RATI HORROR SHOW de Enrique Piñeyro y Pablo Tesoriere, ARG, 2010


El documental como género cinematográfico representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas, experimentos tomados de la realidad. Así lo define el diccionario de la Real Academia Española. Podríamos sumar alguna que otra acepción. El documental político, aquél que se convierte en herramienta de movilización, provoca interés y reflexión. Proliferan las propuestas en los últimos años, la aparición de numerosos festivales y la hegemonía del documental en el medio televisivo.

El documental político ha encontrado canales de difusión que le dan sentido. En Argentina hay un señor que lo entendió a la perfección. Se llama Enrique Piñeyro y él mismo recela de la imagen de Michael Moore con los que muchos le comparan. Piñeyro con corta pero contundente filmografía, se desempeñó como actor y productor.

También Piñeyro es piloto profesional. Denunció meses antes del 31 de agosto de 1999 que en Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA), en dónde trabajaba, podría producirse una tragedia. Ese día murieron 67 personas en un accidente. Su primera incursión como director le llevo a filmar WHISKY ROMEO ZULU, dónde relataba estos hechos a través de una ficción. Se estrenó en 2004, dos años después presentó el documental sobre el tema: FUERZA AEREA SOCIEDAD ANONIMA. Película + documental = combo perfecto. Piñeyro provocó un debate sobre la gestión del tráfico aéreo en Argentina. Finalmente el Gobierno recapacitó y traspasó dicha gestión del Ejército a un órgano civil.

Piñeyro prueba con este hecho la vigencia del director comprometido con la realidad de su país. Ciudadano que se hace servir de la herramienta que conoce, la audiovisual, para denunciar esas irregularidades. Con su último documental da un paso más.

EL RATI (dícese policía) HORROR SHOW (referencia al clásico de culto, The Horror Picture Show) relata la dramática historia de Fernando Ariel Carrera, el caso de un hombre común condenado a treinta años de cárcel. Piñeyro prueba que dicha condena fue deliberada y que, tras dicha decisión, hay una manipulación de la causa judicial. Lo hace de la siguiente forma:

- Primera persona: Piñeyro, como Michael Moore ó Avi Mograbi, da la cara. Esta vez le acompaña como interlocutor Pablo Tesoriere, codirector. Razona, dialoga, reflexiona, se enfada, bromea, se indigna frente a cámara.

- Todos los recursos: Piñeyro hace uso de diferentes técnicas, desde la narración de los hechos, infografía, material televisivo, etc. Sabe que su documental es cine y, como tal, entretenimiento. Mantiene el ritmo, como si de un thriller se tratara, para que el espectador no se levante de la butaca.

- Pruebas y no declaraciones: Piñeyro llega a una conclusión y está convencido de ella. La base es empírica. Pruebas basadas en evidencias. Las muestra de forma directa y contundente. Y deja de lado la declaración ó entrevista.

- Película en construcción: el documental tiene diferentes versiones desde su nacimiento. Varió en duración y montaje. Desde su estreno en festivales a salas comerciales hubo novedades en el caso que propiciaron que pasara de 90 a 100 minutos.

Son las cuatro patas en las que se apoya dicho documental. En el trasfondo de todo esto, la crítica a los procedimientos del aparato policial y la corrupción del poder judicial. Y, como no, el papel de los medios de comunicación. Dicha producción plantea la devaluación de la investigación periodística en los medios y la falta de civismo de sociedades que no se preguntan por sus instituciones. Piñeyro decidió quedarse en su país para contarlo.

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