12 de enero de 2011

EL MAS ACA

HEREAFTER de Clint Eastwood, EEUU, 2010
MAS ALLA DE LA VIDA



Todos se han encaprichado en acabar con Eastwood. Todos buscan señales en sus últimas películas. El octogenario director, por el contrario, no da motivos para ello. Su ritmo de realización está muy por encima de la media de directores norteamericanos. Y lo hace con una envidiable calidad, fundamentando su cine en historias y no tanto en registros actorales. La historia está por encima del actor. Así, con dicha ecuación, el cine clásico pervive en el cine de Eastwood.

Con tantos años a cuestas Clint se propuso hablar de la vida. Y lo hace desde el género fantástico, de la mano del mismísimo Steven Spielberg como productor. Ese pasar de los años permite que Eastwood plantee su posición desde la experiencia. Un hecho que le llevo a describir los inconvenientes que provocan los prejuicios en las relaciones humanas, como pasa en GRAN TORINO, ó, en cambio, en HEREAFTER reflexionar entorno a nuestro presente. Tanto en un caso como en otro el individuo busca la felicidad y, para ello, en algún momento necesita la ayuda de los otros. Tanto en una como en otra historia sus protagonistas transitan un proceso transformador. Para Eastwood se convierten en héroes cotidianos. Esa historia, una y mil veces contadas, es la génesis del relato clásico. Eastwood lo hace con maestría.

Uno se sorprende con la primera parte de la película. Los espectaculares efectos especiales, en forma de tsunami, inundan la pantalla. Inaudito en el cine de Eastwood que, rápidamente, se despoja del género puramente fantástico y depura la historia que nos quiere contar. La que habla del más acá, de la vida y del presente. De cómo vivir el presente con determinación en busca de la felicidad. Un camino en soledad, si bien el mismo es imposible de encontrarlo si no contamos con los que nos rodean. El hecho traumático de vivir la muerte, en diferentes formas, es el disparador que hace que esas personas provoquen un cambio y dejen de estar anclados en el pasado.

Eastwood deja de lado el más allá. Le interesa el más acá, porque fue lo que propuso a lo largo de toda su filmografía. Como gran director se permite flirtear con lo fantástico, a modo de divertimento, que se diluye en los primeros minutos de metraje, sólo colándose las visiones de los protagonistas de ese más allá difuso con luz blanca imponente. El final está acorde con el cine de Eastwood. Una resolución minimalista, la cuál difiere del comienzo desbordante, en la que sus protagonistas vuelven al equilibrio y dónde la vida “se vive” en el presente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eastwood, ¡el más grande! ¿Película por año? Incluso, a pares. Espero, aprenda el Sr. Woody Allen y se retire de una vez por todas. Ed Wood!