9 de marzo de 2011

CHLOE

CHLOE de Atom Egoyan, EEUU-CAN-FRA, 2009

LAS CRISIS ADULTAS

Julianne Moore, al igual que muchas actrices veteranas, están encontrando papeles vinculados a una temática muy especial. Mientras muchas de ellas, y de ellos, recurren a cirugías estéticas que engañen el paso del tiempo y, de paso (valga el juego de palabras) a guionistas, productores y directores, Julianne Moore no lo hizo, al menos, hasta donde sabemos.

Las crisis adultas tomaron cuerpo en AMERICAN BEAUTY (Sam Mendes) en el último cine contemporáneo norteamericano. HAPPINESS (Tood Solondz) fue una versión menos endulcorada desde el cine más independiente. En ellas, el protagonista aborda un conflicto interior de difícil, a priori, definición. Deambula entre una inmejorable situación social y la búsqueda de la felicidad a través de una transformación. La duda existencial se extrapola al aspecto sexual. Y en medio de todo eso la familia (esposa/o e hijos).

CHLOE está dentro de dicha temática. Lo novedoso en el cine de Hollywood es que, en este caso, la protagonista sea una mujer. Un tipo de papeles inexistentes que, si se dan muy de vez en cuando, recaen en Meryl Streep, Susan Sarandon ó Julianne Moore.

La actuación de Julianne Moore (Catherine) es lo mejor de la película de Atom Egoyan. Y lo está siendo en películas mediocres en las que Julianne sobresale y, en algunos casos, lleva el peso de todo el metraje. El triángulo no funciona. Liam Neeson, otra vez un mueble más, y la bellísima Amanda Seyfried (Chloe) no están a la altura del despliegue dramático de la actriz protagónica. Ahí radica el primer desatino de Egoyan. El director se ve incapaz de encauzar el núcleo narrativo de su película.

Todo producto del cine mainstream corre el riesgo de la moraleja. CHLOE responde a ese tipo de discurso. El recorrido de la película nos lleva a lugares imprevisibles, pero Egoyan responde a un mecanismo dispuesto de antemano. Otro demérito. La familia actúa, al igual que en otras producciones, de ente regulador del conflicto. Lo que le pasa a Catherine es un paréntesis en su vida, en la que sobresale la madre-esposa que desestima sus sentimientos frente al mantenimiento de la familia por encima de todo.

Supongo que también los artistas tienen crisis. Está por ver si Egoyan la superó con esta película. CHLOE se presenta en su filmografía como una oportunidad desaprovechada. Gracias a Julianne la película resiste su visionado. Y apunta a una reflexión que va más allá. De qué forma la vejez de actrices y actores repercute en la consistencia discursiva de una película. Películas como ésta permite tener esperanza. Historia acorde a la edad de la actriz que aparece en pantalla. Apostemos, pues, por el cine sin cirugías.

No hay comentarios: