16 de febrero de 2007

Mondo[vino] de Jonathan Nossiter, ARG/FRA/ITA/USA, 2004




Bebida alcohólica que se obtiene por fermentación del jugo de la uva. Vino blanco: vino de color dorado o amarillento que se obtiene de la uva blanca. Con ahumados, sopas, mariscos y pescados se aconseja vino blanco. Vino tinto: vino de color rojo oscuro que se obtiene del mosto de uva negra fermentado con las pepitas y los hollejos de la uva.

Eso de democratizar está de moda. Bush democratiza el mundo invadiendo paises. Las cámaras digitales han democratizado el acceso a rodar uno sus propias inquietudes. Todo el mundo puede degustar un buen vino en su mesa, a un buen precio. También se ha democratizado lo del vino...mejor dicho, lo del buen vino.

De todo ésto hay un poco en la película de Nossiter. El director se hace con una cámara digital y rueda un documental, de más de 2 horas, dirigido a descubrirnos que hay detrás de una botella de mosto fermentado. Y lo hace con un tono cotidiano. El soporte tecnológico ayuda a ello, y el público lo agradece. Como si de un ingenuo viaje de un recién licenciado se tratara, se entabla una cálida conversación con todos los actores que intervienen desde la viña a la copa.

El capitalismo feroz de la marca Mondavi, la resistencia y visión nostálgica de la cultura del vino, la familia, el soummelier, la prensa especializada y el "amigo" Rolland, el gran rey de mondovino. Rolland descubrió la fórmula, esa que democratiza...que globaliza y que despeja cualquier posibilidad de diversificación en el aroma del vino. Rolland creó el vino de marca.

Rolland amigo de Mondavi, la marca norteaemericana de vinos, que "invade" países (como Francia, Italia y Argentina), para democratizar la bebida alcohólica. Todo el mundo tiene acceso a un buen vino, claro, si es a través de los designios estratégicos de la familia Mondavi.

En esa dicotomía entre viñas y laboratorios, Nossiter transita en todo lo que sucede alrededor, en movimientos de cámara al hombro, en los gestos, en el cielo, en los perros de cada una de las familias que aparecen en pantalla. Es algo que no sucede en otras películas, tanto protagonistas como director han bebido un par de copas de vino, y nos deleitan con un documental exquisito, repletos de aromas, y algo de micro-oxigenación, de parte del Rolland.

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