3 de mayo de 2007

[300] de Zack Snyder, EEUU, 2006

Trescientos.


Zack Snyder con su segunda película nos propone una experiencia cinematográfica. No se trata de una experiencia novedosa sino, más bien, valiente. Y como suele pasar en el mundo del cine, cualquier tipo de valor diferencial tiene que enfrentarse, afortunadamente, a la polémica.

300 bebe de dos referentes importantes del último cine del siglo XX: Matrix y Gladiator. Desde lo visual, lo virtual, el acelerado discurso narrativo y la música... la película de los hermanos Wachowski. Por otro lado, la recuperación del cine épico bajo el prisma de Ridley Scott; talentoso director que ya abrió nuevos horizontes con Alien y Blade Runner.

Cómo contar la misma historia (estamos hablando de batallas, gladiadores, episodios históricos, venganzas, héroes...) pero desde la óptica del nuevo siglo, en el que la audiencia ha crecido con diferentes valores y, desde lo visual, se ha alimentado del video juego y la publicidad (sin olvidarnos del video clip musical).

Matrix fue la primera propuesta formal y revolucionó el panorama. Gladiator fue la sorpresa. Una historia clásica desde la modernidad. Le siguió la moda, aprovechando el auge del género, con Troya y Alejandro Magno. Y como suele pasar, cuando se explota más de la cuenta un patrón la cosa se estanca. Esas dos películas no proporcionaron nada que ya conocieramos. En cualquier caso, despertaron el interés de aquellos que querían revivir experiencias del pasado. Lo mismo había pasado con Sin perdón, la recuperación del western, o Salvar al soldado Ryan, nuevas hazañas bélicas.

El siguiente paso lo da Snyder con 300. Especialista, hasta la fecha, en actualizar géneros. Su anterior película era una de zombies: El Amanecer de los muertos. Ahora en 300 revitaliza el cine épico a través de un discurso bien conocido por los entusiastas treintañeros (en definitiva, el público de este tipo de películas): el cómic. Snyder ha bebido del cómic y lo traslada a la pantalla. Lo hace de la mano de la obra de Frank Miller. A tener en cuenta que la próxima producción de Snyder es otro cómic, Watchmen de Alan Moore.

El cine, puramente comercial, se quedó sin historias y la industria recurrió a una fuente inagotable de superhéroes de Marvel y Dc. Ahora quedaba por adentrarse en ese cómic postmoderno, mas bien de antihéroes, como el que propone Miller (no olvidemos la adaptación de Sin City).

Lo visual por encima del discurso. La estética como discurso. La realidad virtual se convierte en la principal protagonista. Los efectos especiales al servicio de la creación de nuevos mundos. La anatomía de la acción desborda la pantalla. La marginación de cualquier discurso de carácter político o ideológico. Yo, al menos, no lo veo. ¿Una sátira? Puede ser.

300 despierta al espectador. Como cualquier propuesta valiente, crea polémica. Por ahora, Snyder está en el camino correcto. Un cineasta del nuevo siglo.




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