29 de agosto de 2007

Extra [Manuel Huerga responde]

Hace unos meses escribía un artículo referente a la película SALVADOR, dirigida por Manuel Huerga. El mismo director respondió a través de un correo electrónico. Abrimos un diálogo sobre la posibilidad de definir un "cine-terapia". A continuación, transcribimos su respuesta entorno a dicho artículo.

Hola,

he leído tu artículo sobre el cine terapia y me ha parecido interesante la forma en que has desarrollado la posible existencia de un tipo de cine de esas características. Sin embargo, no creo recordar que rechazara tu calificativo del film como "necesario" puesto que en realidad también lo es, y lo he dicho en otras entrevistas, casi siempre poniéndo el ejemplo de "Munich". No son conceptos contrapuestos, incluso creo que en cierto modo son dos maneras de decir lo mismo.
Por otro lado, al calificar mi película como terapéutica tampoco pretendía establecer un género en sí mismo, era solo una forma de decir que puede tener ese efecto entre espectadores que vivieron los hechos narrados en el filme de forma traumática y también, como apuntas en tu texto, los espectadores más jóvenes para quien puede actuar como una toma de conciencia -o vacuna- que les prevenga sobre las amenazas del futuro a partir del conocimiento de hechos que forman parte de su propia historia y sobre los que conviene estar prevenidos.He dicho en otras ocasiones que Salvador no es una película para reabrir heridas ni provocar sentimientos de venganza. Pero es evidente que España tiene un problema con su pasado que influye notablemente en su presente. Salvador no pretende ser la solución, pero es una forma de estirarse en el diván y enfrentarse con los fantasmas. Los alemanes creo que han sabido hacerlo y han asumido y tal vez superado su siniestro pasado, entre otras cosas condenándolo sin fisuras ni paliativos. Pero en España todavía hay quién se resiste a condenar el franquismo, e incluso a edulcorarlo.

Un abrazo,
Manuel Huerga

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