24 de julio de 2007

La [emoción] en sus zapatos

Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.

¿Dónde está la emoción en el cine norteamericano contemporáneo? ¿En qué lugar se encuentran los sentimientos en la industria de Hollywood? Y es que cualquier industria transita en el cálculo frío de producir aquello que devenga en el máximo beneficio. Y ya sabemos el camino que ha seguido Hollywood en los últimos tiempos, alejada más que nunca del género, de las historias...de las emociones. Tristemente, desde los órganos ejecutivos de la industria se ha perdido el apetito por contar lo que le pasa a las personas. Lo que hace unas décadas era un gran estudio con grandes estrellas, ahora nos encontramos con una industria, por definición, deshumanizadora.

El director Curtis Hanson es un oasis en esta borágine empresarial. Sus tres películas de referencia, son la prueba más evidente que dentro del panorama comercial se pueden contar buenas historias, aquellas que hablan de sentimientos...de personas. Y no se trata de que haya encontrado la fórmula mágica, sino que simplemente ha redescubierto el cine genuinamente clásico norteamericano, aquel que se hacía en Hollywood.

Primero fue el guión de Erin Brockobich, con la mejor interpretación de Julia Roberts y una extraordinaria dirección de Soderbergh. Después, Hanson dirigiría una pieza ejemplar del nuevo cine negro (como Sin Perdón, de Clint Eastwood, lo fue para el renacer del western en los 90): L.A. Confidential. Ese es el secreto de Curtis: rescatar el cine norteamericano para la industria. Qué difícil tarea, en tiempos de efectos especiales generados por máquinas y dolbys digitales.

En sus zapatos es una película de sentimientos...de personas. Se trata de una película de actrices (y éstas no son chicas): la sonrisa de Diaz, el saber estar de Collette y el disfrute en la actuación de la cada vez más joven Shirley. Se habla de lazos, culpas, madurez, experiencia, decisiones y un corazón dentro de otro corazón. Nada es tan fácil como parece y nada es tan difícil como nos parece...por en medio, nada más y nada menos, están las personas (y algún perro) y sus actos y nuestra actitud frente a ellas y sus actos.Y la industria también se olvida, a reflejo y semejanza de nuestra sociedad actual, de la vejez. Cada vez es más difícil encontrar papeles protagónicos a actrices/actores que sobrepasen los 60 años. Cada vez es más difícil preguntar a nuestro mayores por aquello que realmente nos tendría que importar: vivir plenamente nuestra vida. Desde su experiencia deberían convertirse en veleta de todas/os aquellas/os que se pueden perder en ese sinuoso y trabado camino que es la vida.




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